domingo, 29 de enero de 2012

La rectoría Borley, ¿es acaso la casa más encantada de Inglaterra?

 






La historia de la rectoría de Borley, entre los condados de Essex y Suffolk, Inglaterra, es uno de los casos más espectaculares de poltergeist que se han producido. El lugar está siendo estudiado todavía por los analistas de la fenomenología paranormal.
Este hecho está estrechamente relacionado con el investigador metapsiquista, ingeniero y parapsicólogo Harry Price (1881-1948), considerado el "cazador de fantasmas" más prestigioso del mundo.

La rectoría de Borley había sido construida por orden del reverendo Henry Bull en el 1869. La mansión era un tétrico caserón en cuyos alrededores se producían manifestaciones de espectros y fantasmas que rápidamente marcaron el lugar como sitio encantado en torno al que surgieron todo tipo de leyendas.


Reverendo Henry Bull.



El padre Bull y su familia no se inquietaron por estos comentarios, sino por la aparición de fenómenos ruidosos en el interior de la casa. El anciano sacerdote bendijo el lugar exorcizándolo contra los malos espíritus, pero no pudo terminar con su tarea purificadora ya que falleció repentinamente por causas todavía desconocidas.

La rectoría estuvo un tiempo abandonada, pues era una plaza difícil de cubrir. Finalmente, apareció un nuevo rector, un hombre mayor llamado Eric Smith, acompañado de su esposa. Eran gente piadosa y tranquila dedicada a su trabajo y amantes del campo.


Los nuevos inquilinos conocían los rumores sobre las apariciones que rodeaban la zona, pero no les prestaron demasiada atención. Sin embargo, la gente del lugar sí les temía. Existía el rumor de que aparecía el espectro del difunto reverendo Bull paseando por el jardín vestido con una vieja chaqueta gris. También se veía un extraño carruaje fantasmal que recorría los campos con su cochero y sus correspondientes caballos. Y finalmente, aparecía el espectro de una monja en el jardín del cementerio.


Con la llegada de los nuevos habitantes, se hicieron reformas en la rectoría mientras se producían extraños fenómenos ruidosos. Acudieron trabajadores para realizar las obras y con ellos las historias de fantasmas. El hecho detonante lo protagonizó el carpintero, que se encontró varias veces con una monja apoyada en la verja de entrada al cementerio. El operador le saludó pero ella no contestó. Entonces, se dio cuenta de que tenía los ojos cerrados. Al darle la espalda y volver la cabeza, la monja había desaparecido.


Esta escena se repitió con otras personas. Días después, al carpintero le volvió a ocurrir lo mismo. Se encontró con la extraña monja y decidió preguntarle qué le pasaba. Lentamente, la imagen se difuminó hasta desaparecer por completo.


La noticia corrió como la pólvora: ¡En la rectoría Borley había fantasmas! Un periodista local se enteró del asunto. Llegó un momento en que el matrimonio no podía aguantar más tanta tensión, y a través del periodista la noticia llegó a la Society for Psychical Research de Londres. De inmediato, se hizo cargo del asunto un prestigioso investigador de la SPR, Harry Price. Era 1929.

 Algunos de los mensajes escritos supuestamente por entidades del más allá, solicitaban ayuda, la celebración de misas y ofrecimiento de velas para conseguir el descanso de los espíritus. En la fotografía puede verse uno de estos mensajes que dice: "por favor ayuda... Marianne". Y la respuesta de la propia Marianne solicitando más información: "no puedo entender, dime más".



Poltergeist
Cuando el investigador llegó a Borley, en la rectoría empezó un torbellino de fenómenos paranormales, mayoritariamente parafónicos, que pusieron a Price sobre el origen de los mismos. En la casa sólo vivían el reverendo Smith y su esposa, quienes sufrían las consecuencias del poltergeist.


Los timbres de la casa sonaban solos y de forma constante. Por la noche se levantaban a abrir la puerta y nunca había nadie. Una fuerza desconocida tiraba de las campanillas de aviso que había en cada una de las habitaciones que estaban desocupadas. Las llaves de las puertas saltaban de las cerraduras. Caían piedras dentro de la casa que se proyectaban solas contra la rectoría. Algunas noches unos gritos desgarradores despertaban al matrimonio.

Comunicación espiritista

Price estuvo tres días en la rectoría. Detectó las anomalías que se producían en las campanillas y timbres sin encontrar las causas. Vio la aparición espectral de la misteriosa monja del jardín, pero no pudo contactar con ella. Tras observar la casuística de los fenómenos organizó una sesión espiritista con la participación de una médium y del reverendo Smith y señora.

Durante la sesión, la médium sintonizó con el supuesto espíritu del reverendo Henry Bull, quien suministró fragmentos históricos de lo sucedido en el lugar. La comunicación se efectuó mediante el código de un golpe seco en caso afirmativo y dos en caso negativo. Así fue como se enteraron de que la monja aparecida había vivido allí y que murió asesinada por su amante.

De la sesión se dedujo que existía una infestación en la casa relacionada, de alguna forma, con el conocimiento de los sangrientos sucesos que habían tenido lugar en esta mansión. Una vez conocido el elemento activador de los fenómenos de encantamiento, había que controlarlo. Price se marchó de la casa con la promesa de volver debidamente equipado para hacer frente al problema.


Los fenómenos de endeudamiento llegaron a producir tantas molestias a los inquilinos que les impedían descansar. El reverendo Smith y su esposa optaron por marcharse definitivamente, y apenas transcurrida una semana de la llegada de Price, se fueron para no volver jamás. ¡la casa estaba efectivamente encantada! La rectoría quedó abandonada y Harry Price no pudo proseguir la investigación.

Vuelve la pesadilla

Transcurrido un año, la rectoría volvió a ser habitada por otro sacerdote, el reverendo Lyonel Foyster y su joven esposa Marianne. Inmediatamente, la manifestación de los fenómenos se agudizó hasta límites extremos. Volvieron a sonar timbres y campanillas, acompañadas esta vez del tañido de campanas inexistentes. Se producían golpes en las paredes. Se escuchaba el arrastre de cadenas por la casa. Los objetos volaban por los aires. Las puertas se cerraban solas violentamente. Y por las noches una lluvia de piedras contra la rectoría impedía el descanso.


De izquierda a derecha: Harry Price junto al matrimonio Foyster (Marianne & Lionel) y su hija adoptiva Adelaide.







Los fenómenos manifestaban poseer una fijación contra la persona de Marianne. En torno a ella se producían los hechos más violentos. Sus enseres personales salían despedidos. En la oscuridad recibía misteriosos golpes en su cuerpo. Una tarde, las ventanas de su habitación se cerraron solas de forma violenta y una mano invisible giro la llave de la cerradura y Marianne quedó atrapada en su cuarto. El punto culminante se produjo cuando Marianne quedó atrapada por un colchón que intentaba matarla, asfixiándola.


Semanas después, empezaron a aparecer misteriosos mensajes escritos en los muros del edificio. Eran textos garabateados y grafismos grotescos que parecían dirigidos a la joven Marianne.



Marianne Foyster.

Harry Price y sus ayudantes aislaron la rectoría por sectores. Montaron diversos controles en la casa para determinar las posibles causas naturales o no de los fenómenos, y en caso afirmativo estudiar la zona concreta donde éstos tenían más incidencia. Rápidamente se apercibieron de que era Marianne quien atraía los extraños sucesos.


Constaron que los fenómenos se producían siempre en presencia de la mujer cuando se encontraba sola en casa, nunca en su ausencia. Los espectros se aparecían a Marianne. Vio a la monja. Se le apareció un hombre decapitado. También vio la carroza con el cochero. Después se produjo un fenómeno significativo: apareció un inquietante escrito predictivo, la rectoría Borley será destruida por el fuego.


El foco polarizador

Marianne vivía constantemente sobresaltada y en tensión. Era evidente que sufría una fuerte alteración psíquica propiciatoria para la manifestación de fenómenos incontrolados. A través de las perturbaciones fenomenológicas llamaba la atención sobre sí misma, sobre su situación de represión en este aislado lugar.

Los incidentes fenomenológicos siguieron manifestándose hasta 1932. Estos decrecían su grado de incidencia a medida que la mujer se adaptaba a esa forma de vida convencional. Sin embargo, la tensión que generaba en la pareja el hecho de vivir en esas circunstancias, pronto les abocó a tomar una decisión. En 1935, el matrimonio ya no pudo aguantar más y agotados por tantas emociones, decidieron poner punto final a su estancia en Borley. El reverendo Foyster y su esposa se marcharon para siempre. La rectoría encantada volvió a quedar abandonada.


Extraordinario documento fotográfico obtenido durante el derribo de la antigua rectoría de Borley en 1944. Durante los trabajos se produjeron algunos extraños fenómenos que fueron percibidos en repetidas ocasiones por los trabajadores. En la fotografía se aprecia con toda claridad el "ladrillo volador", que por sí solo se elevó del suelo y fue ascendiendo hasta llegar al tejado del edificio.


       
Harry Price, decidido a terminar la investigación definitivamente, alquiló la casa durante un año. Su objetivo era acabar con la leyenda de la casa. Publicó un anuncio en The Times buscando ayudantes interesados en la investigación. A los pocos días, Price y sus 48 ayudantes aficionados, equipados con abundante instrumental, se instalaron en la rectoría.

Durante 12 meses exploraron toda la finca, los terrenos y las construcciones. Buscaban pasadizos secretos que, según Price, debían comunicar la rectoría con la cercana iglesia parroquial. No los encontraron. Sin embargo, descubrieron significativos puntos fríos de succión de calor que abarcaban todo el edificio de la rectoría, convirtiéndola en un "congelador". La medición que llevaron a cabo durante todo el mes de junio de 1936 puso de manifiesto que la temperatura diurna del lugar no superó nunca los 9º centígrados.


Se produjeron algunos extraños incidentes, pero al no existir un elemento catalizador de los mismos, la inferencia de fenómenos desapareció por completo. Limpiaron el edificio y al no aparecer más las manifestaciones espectrales, Harry Price llegó a la conclusión de que el caso de la rectoría encantada había terminado. El "cazador de fantasmas" se marchó del lugar tras 12 meses de investigación.


La maldición

Tras la marcha de Price y su equipo, el lugar quedó nuevamente abandonado. Ya nadie reportaba incidentes ni aparición alguna. Pasó tiempo y entonces sucedió lo inesperado. Un día de 1939 se produjo un incendio fortuito que destruyó totalmente la rectoría Borley. La maldición escrita en el mensaje se había cumplido. Las autoridades eclesiásticas no podían tolerar que realmente existiera una maldición que hubiera destruido la rectoría y aterrorizado a los ministros de Dios. Nadie quería ir a Borley. El canónigo de la catedral de carlistie, el DR. Pythian-Adams, a cuya demarcación pertenecía la rectoría, puso en marcha una investigación oficial para esclarecer los hechos. Las conclusiones resultarían reveladoras.



Después del incendio en 1939.



El informe final era un detallado estudio debidamente documentado sobre los precedentes históricos de la rectoría. La historia reveló que la leyenda de la aparición de la monja se basaba en un hecho real ocurrido siglos atrás. Correspondía a Marie Lairre, una religiosa francesa que huyó de su país con su amante para refugiarse en Inglaterra. Posteriormente fue asesinada por su compañero y su cuerpo enterrado en los sótanos de una vieja casa que se hallaba en el mismo lugar en que más tarde se edificaría la rectoría. El carruaje, el cochero y los caballos correspondían al vehículo con el que fue transportado su cuerpo, y el cochero el hombre que sepultó el cadáver. Todo coincidía.


El descubrimiento de esta información, la constatación de los tétricos hechos y el reconocimiento oficial de los mismos, animó a Harry Price a proseguir su investigación. En los sótanos de la rectoría descubrieron restos humanos enterrados; muy concretamente identificaron la mandíbula de una mujer joven (¿quizá la monja?).

Las indagaciones continuaron y debido a que las ruinas de la rectoría eran peligrosas, en 1944 procedieron al derribo total de la misma. Sin embargo, durante la operación de derrumbamiento se produjo algún fenómeno extraño. Pudo captarse fotográficamente la imagen de un "ladrillo volador" (ver foto más arriba), que se elevó desde el suelo.

En 1945, Harry Price escribió su libro definitivo sobre los sucesos acaecidos en la rectoría Borley, ya que consideraba que la historia había llegado al punto final. Lo publicó con el contundente título de The End of Borley Rectory. Tres años después, Harry Price falleció. Poco podía imaginar el "cazador de fantasmas" que la historia de Borley aún no estaba terminada.


A medidas de los años cincuenta, en el viejo cementerio de Borley, situado junto a la iglesia parroquial y frente a la nueva rectoría, los vecinos del lugar (eran otra generación) volvieron a ver nuevas apariciones de espectros. Éstas iban acompañadas de extraños fenómenos parafónicos que se producían dentro de la iglesia parroquial. Estando el templo completamente vacío y con las puertas cerradas con llaves y candados, se oía música procedente del órgano de la iglesia que sorprendentemente tocaba solo.


En 1955, un equipo de modernos parapsicólogos dirigidos por el profesor L. Sewell volvió a intervenir en Borley. Esta vez, la nueva expedición investigadora buscó en el emplazamiento de la vieja rectoría los restos de los seres enterrados correspondientes a los espectros que se manifestaban. Para ello utilizaron incluso perros de rastreo. Asimismo, estudiaron la iglesia parroquial que está justo enfrente. Los fenómenos parafónicos fueron constatados.


Encontraron un túnel subterráneo secreto, construido con ladrillos Tudor utilizados en el siglo XIX. El túnel unía la rectoría con la iglesia parroquial, y era la misma galería que buscara Price. Por los descubrimientos efectuados se deduce que en 1869 el reverendo Herry Bull hizo construir la rectoría encima de las ruinas de otro edificio muy antiguo, seguramente un convento. El túnel hallado era el que servía de escape a las religiosas en caso de peligro.



Price dentro del túnel.



 La historia no acabó aquí. En 1956, tres prestigiosos científicos investigadores de la SPR, Dingwall, Goldney y Hall, revisaron los hechos de la rector Borley y publicaron sus conclusiones. Era análisis severo de todos los fenómenos y circunstancias ocurridos en la rectoría. Llegaron a la conclusión de que muchos de los fenómenos acústicos producidos en el lugar podrían corresponder a las características de la edificación construida sobre conductos subterráneos.


En cuanto al resto de los fenómenos, sentenciaron que seguramente eran producidos por Marianne Foyster, la joven que quería marcharse del lugar y estaba sometida a un estado de tensión psiconerviosa que se manifestó de forma extranormal. No descartaron que pudiera haber hecho simulaciones que engañaran al propio Price.
Las apariciones espectrales fueron consideradas visiones psicológicas extrasensoriales, condicionadas por las leyendas de los acontecimientos espectrales compuestas por el elemento energético psíquico.




Famosa foto tomada en la parte posterior de la casa de lo que parece ser un monje en 1920.




Cuarto de dibujo en la rectoría Borley.





Rectoría Borley por dentro.





Hall de entrada en la rectoría Borley.


Curiosidad: todos los 28 de Julio la gente acude a presenciar el famoso Nun´s Walk (caminata de monja).
  

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