jueves, 9 de febrero de 2012

Castillo de Orava en Eslovaquia

 




En eslovaco: Oravský hrad (Leálo oravski jrad).


El castillo de Orava es uno de los castillos más grandes de Eslovaquia.

La forma actual del castillo se originó luego de constantes ampliaciones desde el s. XIII hasta el s. XX. Las ampliaciones fueron hechas en distintos estilos arquitectónicos desde el románico, el gótico, el renacentista hasta el barroco y el romanticismo.

La formación natural “acantilado del castillo” mide 367 pies de alto, modelado por Río de Orava y su arroyo derecho Racova y se ha habitado desde las edades primitivas. Los primeros documentos escritos datan del 1267.

En 1370 el castillo se convirtió en el centro del Condado de Orava.  Después de 1474, rey Matthew dio orden para construir un cuadrado. Los edificios fueron situados delante del castillo. En 1534 Juan de Dubovec obtuvo el castillo. Comenzó a reconstruirlo y a hacer nuevos fortalecimientos.

XVI a XVIII siglo

Después de la muerte de Juan de Dubovec, los herederos pelearon por la herencia y la situación era tan mala que el castillo incluso se convirtió en un almacén. Fue comprado por el dueño de la mina František Thurzo. Las escaleras de madera en el castillo superior fueron substituidas por las escaleras de piedra. También, un sótano fue cavado en las rocas de la corte del castillo.

Después de la muerte de Erzsébet Czobor, la viuda de Juraj Thurzo, el castillo pasó a manos de las hijas de Thurzo. Debido a cambios en políticas, sociedad y economía el castillo perdió gradualmente sus funciones. Solamente algunos vendedores permanecían y las partes deshabitadas y averiadas del castillo declinaron gradualmente. La catástrofe más grande afectó el castillo en 1800, cuando un fuego gigantesco destruyó todas las partes de madera del castillo. Los objetos que estaban en la parte más baja del castillo se podrían recuperar del fuego porque habían estado cubiertos.

Edmund Zichy, el administrador que eligieron las hijas de Thurzo, organizó una fundación, que apuntaba a erigir el museo regional de Orava. La primera exposición ocurrió en el palacio de Thurzo en 1868. Hoy en día, el museo de Orava es uno de los más antiguos de Eslovaquia. Sus exposiciones más atractivas son las de la Capilla del castillo, el cuarto de los caballeros, y de varios cuartos con equipos del estilo. Otras incluyen la galería de la pintura, el cuarto de la arma, y las colecciones científicas, etnográficas y arqueológicas.

Al final del siglo XX, el castillo llegó a estar seriamente dañado.  Las paredes fueron fortificadas con barras del hierro en el área de la tercera puerta y el túnel, y se colocaron pinturas del pintor alemán Maximilian Mann de Munich.

Después de Segunda Guerra mundial el castillo de Orava fue renovado otra vez y fue declarado Monumento Cultural Nacional en 1953.

 
Leyenda 

 




Cuenta la leyenda que un tal Marek llegó a Orava y vio el impresionante peñasco sobre el río donde está en la actualidad el castillo de Orava y dijó: así me tenga que ayudar el mismísimo diablo, yo construiré un castillo en la cima de este peñasco.
No había terminado de hablar y junto a él se apareció el diablo y le ofreció su ayuda para cumplir su sueño. La ayuda no era gratis, como todo buen diablo buscaba la oportunidad de conseguir una nueva alma.
Marek se asustó un poco pero al final propuso que si le construía un castillo en el punto más alto con enormes habitaciones en 7 días y en 7 noches podría llevarse su alma en 77 años.
El diablo aceptó y se puso a trabajar con ahínco. Llevaba el material desde muy lejos y tenía que poner cuidado en que no se le cayera al río ya que el lugar del castillo es bastante difícil de alcanzar.
Al ver el avance de las obras Marek se asustó, no quería ir al infierno. Rezó y pidió ayuda a Dios .
El diablo siguió trabajando y ya se alegraba de la nueva alma conquistada. La última noche ya sólo le faltaban pequeñeces por terminar y aparte debía llevar una gran roca. La roca era muy pesada y la llevaba con mucho cuidado. Cuando ya estaba casi por llegar escuchó el canto del gallo. Era la mañana del octavo día. En su enojo tiró la roca al río. Hasta el día de hoy ahí se encuentra y la gente la llama la roca de Marek.



 
En este castillo se rodaron muchas de las escenas de la película Nosferatu y gracias a ello se tejieron muchas historias acerca de apariciones de éste a quienes visitan el museo.


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