viernes, 28 de marzo de 2014

Origen de la tabla Ouija

 
La güija (según la grafía recomendada por la Real Academia Española), o ouija (pronunciado /uíya/) es un tablero dotado de letras y números con el que supuestamente se puede entablar contacto con los espíritus de los difuntos. Es muy similar al juego de la copa, en el que se coloca una copa boca abajo rodeada por las letras del alfabeto y los participantes colocan el dedo índice en la base de la misma.




Tabla Ouija.




Elijah J. Bond
El tablero ouija tiene un origen impreciso, situado en la moda espiritista que inundaba Occidente hacia finales del siglo XIX, y que dio lugar a una patente registrada el 28 de mayo de 1890 declarando al estadounidense Elijah J. Bond como su inventor, y a William H. A. Maupin y Charles W. Kennard como titulares. No está claro si Bond o los titulares inventaron realmente algo o simplemente patentaron una de las muchas planchettes (‘planchitas’) o «tablas parlantes» para comunicarse con los espíritus que circulaban por Europa y Estados Unidos. En todo caso, Kennard creó la empresa para la fabricación del tablero y comenzó a vender los primeros ejemplares en 1890. Kennard inventó asimismo el nombre ouija, afirmando que era una palabra egipcia que significaba ‘mala suerte’ (lo cual no es cierto). Afirmaba que su origen se remontaba hasta la época egipcia, aunque no presentó ninguna evidencia que probara tal afirmación. Posteriormente la patente fue vendida a William Fuld, antiguo empleado de Kennard, cuya compañía comercializó el juguete hasta que Parker Brothers adquirió los derechos en 1966. Fue Fuld quien afirmó que la palabra ouija era una mezcla de los vocablos oui y ja, que significan ‘sí’ en francés y alemán respectivamente. Actualmente, otras empresas comercializan este tablero, que en inglés se llama witchboard (‘tablero de bruja’).
En Cuba se utiliza como juego infantil.
 
 
 
Charles W. Kennard
    
William Fuld
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 


William H. A. Maupin y familia.







 

 

 

  

Objetivo del tablero Ouija

Según sus partidarios, el tablero ouija tiene como objetivo el contacto (con o sin entrar en un trance mental) de las personas que participan en el juego con supuestos espíritus o «almas en pena», personas fallecidas (como santos católicos), mascotas fallecidas, e incluso con seres extraterrestres.


 Críticas

El experimento Bayou

En un experimento realizado por el profesor de secundaria Larry Bayou, en el cual los participantes no veían las letras que señalaban, no se formó ni una sola palabra coherente en el tiempo que duró la prueba. Esto demostraría que son los participantes quienes realmente crean las palabras (ya sea de manera voluntaria o inconsciente), y que por lo tanto necesitan ver el tablero.
Esto da pie a la teoría de la acción ideomotriz, es decir, el movimiento del vaso o pieza que sirva de marcador sería movida por pequeñas presiones de los dedos.

 

Religión

Desde el punto de vista religioso la crítica apunta no a la falta de efectividad del tablero ouija sino precisamente a su efecto. Según algunas corrientes religiosas, jugar al tablero ouija equivale a dar paso a entidades sobrenaturales malignas del más allá, que pueden causar daño a los jugadores.
La postura católica oficial es que más allá de los efectos peligrosos de esta y otras prácticas (espiritismo, adivinación, hechicería), las mismas son contrarias al respeto que se debe tener a Dios porque «encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos» (Catecismo de la Iglesia Católica, 2116).




Efecto ideomotor

       
El efecto ideomotor es un fenómeno psicológico en el que un sujeto realiza movimientos inconscientemente, de manera automática, desencadenada por un estímulo particular en la zona respectiva, que debe sobrepasar cierto umbral, de lo que se deduce que no depende de la especificación de un objeto para producirse (reflejos) similar a la pilo-erección frente a cambios térmicos. Erróneamente los atribuye a alguna fuerza "paranormal" o "sobrenatural". Fenómenos supuestamente inexplicados como la kinesiología aplicada, la escritura automática, la radiestesia, la llamada "comunicación facilitada" y la "Ouija" pueden ser atribuidos a este efecto. El autoengaño que genera es extremadamente poderoso, al punto que muchos sujetos no pueden ser convencidos de que los desplazamientos se originan exclusivamente en sus mentes.
El término fue usado por primera vez, según la mayoría de las versiones, por William Carpenter alrededor de 1852 para explicar su teoría de que los movimientos musculares pueden ser independientes de los deseos y emociones conscientes. Todas las pruebas científicas posteriores, diseñadas y conducidas por William James, Michel Chevreul, Ray Hyman y Michael Faraday, demostraron que algunos fenómenos atribuidos a fuerzas paranormales se deben en realidad al efecto ideomotor.
  

Radiestesia

   
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La radiestesia o rabdomancia es una actividad pseudocientífica que se basa en la afirmación de que los estímulos eléctricos, electromagnéticos, magnetismos y radiaciones de un cuerpo emisor pueden ser percibidos y, en ocasiones, manejados por una persona por medio de artefactos sencillos mantenidos en suspensión inestable como un péndulo, varillas "L", o una horquilla que supuestamente amplifican la capacidad de magneto recepción del ser humano. 
  
 
 

Etimología

Radiestesia" es un neologismo construido a partir de dos términos: el latino radium: ‘radiación’ y el griego aesthesia: ‘percepción por los sentidos’ o ‘capacidad de sentir’ (de aesthesis: ‘percepción’).
La palabra "rabdomancia" proviene del griego rhabdos: ‘vara’ y manteia: ‘adivinación’. Este término fue acuñado en 1785.
 

Zahoríes

Un zahorí, a veces llamado radiestesista o rabdomante, es alguien que afirma que puede detectar cambios del electromagnetismo a través del movimiento espontáneo de dispositivos simples sostenidos por sus manos, normalmente una varilla de madera o metal en forma de "Y" ó "L" o un péndulo. Los zahoríes afirman ser capaces de detectar la existencia de flujos magnéticos o líneas ley, corrientes de agua, vetas de minerales, lagos subterráneos, etc. a cualquier profundidad y sustentan la eficacia de la técnica en razones psicológicas, y los movimientos de los instrumentos por el efecto ideomotor. Mientras para algunos defensores de la técnica, se trataría de una habilidad explicable por la ciencia, otros la tratan de "facultad supranormal".
 
 

Antecedentes

La radiestesia en su variante tradicional de búsqueda de aguas subterráneas es una práctica llevada a cabo desde hace al menos 4500 años. Ha sido ampliamente practicada desde tiempos remotos, a falta de conocimiento geológico o de instrumental científico, si bien hoy día sigue teniendo amplio uso en zonas rurales.
 
 

Intentos de explicación

Los primeros intentos de explicación científica se basaban en la noción de que las varillas del zahorí eran físicamente afectadas por emanaciones de las sustancias de interés. Por ejemplo, William Pryce en su Mineralogia Cornubiensis de 1778.
En 1986, la revista Nature, incluyó el zahorismo en una lista de "efectos que se presuponían paranormales, pero que pueden ser explicados por la ciencia". En concreto, el zahorismo puede ser explicado en términos de pistas sensoriales y conocimientos previos del zahorí, efectos de expectativas y probabilidad.
Los escépticos y algunos creyentes piensan que el instrumento usado por el zahorí no tiene energía propia, sino que amplifica pequeños movimientos inconscientes de las manos, efecto conocido como efecto ideomotor. Esto haría de la varilla un instrumento de expresión de conocimiento o percepción subconsciente del adivino.
Algunos autores afirman que el ser humano podría ser sensible a pequeños gradientes del campo magnético terrestre, aunque no hay evidencia sobre ello.
El zahorismo, tal y como se practica hoy en día parece haberse originado en Alemania durante el siglo XV para encontrar metales. Ya en 1518 Martín Lutero la citaba como una violación del primer mandamiento, al considerarlo un acto de brujería en su obra Decem praecepta. En la edición de 1550 de la Cosmographia de Sebastian Münster aparece un grabado de un zahorí con una varilla en Y en unas extracciones mineras. En 1556, Georgius Agricola realiza una detallada descripción del zahorismo para la búsqueda de metales.
En 1662, el jesuita Gaspar Schott afirmó que la práctica era una superstición, e incluso satánica, aunque posteriormente diría que no estaba seguro de que el diablo fuera siempre el que movía la varita.
El uso de varas o ramas para la localización ha sido un elemento popular de las creencias populares de principios del siglo XIX en Nueva Inglaterra. Los primeros líderes mormones, religión surgida en esa época, participaron de esas creencias. Así, Oliver Cowdery, escriba del Libro de Mormón y uno de los doce apóstoles de la Iglesia Mormona, usó una varilla para practicar la adivinación.
El término radiestesia aparece en inglés por primera vez en los años treinta, proveniente del francés radiésthesie creado hacia el año 1890 por el abad Alexis Bouly quien fundaría la Sociedad de Amigos de la Radiestesia.
 
 

Práctica

Técnica

 
 
El practicante de la radiestesia emplea una varilla vegetal o metálica o bien un péndulo, que aparentemente sirve de estímulo para percibir el lugar indicado. No obstante algunos radiestesistas utilizan otro tipo de equipos, o no se sirven de ninguno.
Quienes hacen uso de la horquilla de árbol, preferentemente avellano común o sauce, la sostienen con las dos manos y en una postura determinada (ver ilustración) mientras el sujeto recorre el terreno a explorar, hasta que su movimiento indique la presencia buscada.
 

Usos

La radiestesia practicada con péndulo es una técnica de medicina alternativa que pretende servir para el diagnóstico y esta muy relacionada con los campos descritos por la acupuntura. Una utilidad conocida de la radiestesia, quizá la de más larga tradición, es la realizada por los denominados zahoríes, que aseguran ser capaces de encontrar los sitios más favorables para la excavación de pozos, donde el nivel freático es más accesible, por medio de estas técnicas.
Los usos pretendidos de la radiestesia son muchos. Con ella se intenta:
  • diagnosticar enfermedades,
  • obtener medidas exactas,
  • encontrar agua,
  • encontrar minerales,
  • inventariar recursos naturales,
  • predecir estados actuales o futuros de la materia viva,
  • encontrar objetos perdidos,
  • ubicar puntos de radiación de energía,
  • encontrar personas, etc.
  • adivinar números y combinaciones.


Comprobación

Los experimentos controlados no han confirmado nunca los efectos proclamados, así que se tiende a no tener la confianza en esta práctica y consideran que sus resultados no van más allá del azar:
Estudios: en 1948 un estudio que evaluó la habilidad de 58 zahoríes para detectar agua, una revisión de varios estudios controlados en 1979, Christopher Bird en 1979 con el título de The divine hand y James Randi, en el libro Flim-Flam!, todos ellos demostrando en uno u otro aspecto el efecto como un fraude.
Un estudio de 1987 y 1988 en Múnich por Hans-Dieter Betz y otros científicos que en declaraciones de Jim T. Enright, consideró que los experimentos proporcionaban "la prueba más convincentemente imaginable en contra de que los radiestesistas puedan hacer lo que afirman", recalcando que el análisis de los datos fue "especial, no convencional y retocados", realizando "análisis más convencionales".
Más recientemente un estudio en Kassel (Alemania) bajo la dirección de la Gesellschaft zur Wissenschaftlichen Untersuchung von Parawissenschaften (GWUP) [Sociedad para la Investigación Científica de las Paraciencias] y Richard Dawkins realizó un experimento controlado y filmado con diversos rabdomantes, sin que ninguno de ellos consiguiera resultados positivos.



Cruces de Hartmann
 

En radiestesia, los cruces de Hartmann o cruces de las líneas Hartmann son las intersecciones de las supuestas líneas de fuerza de la red Hartmann y se corresponden con puntos donde una energía imaginaria es más intensa. La existencia de esta red de líneas de energía fue postulada por el doctor Peyré hacia 1935 y más tarde sus ideas fueron extendidas por Ernst Hartmann. La energía de esta red de ondas o radiaciones procedería del interior de la Tierra.
El doctor Ernst Hartmann basó sus ideas en las medidas que hizo en 1951 cuando pretendió medir la resistencia eléctrica de diversas personas en distintos lugares. Sus interpretaciones de los resultados de sus investigaciones le llevaron a proponer las líneas y los cruces que llevan su nombre.



Las líneas Hartmann y sus intersecciones

Según Peyré serían líneas rectas perpendiculares de 21 centímetros de ancho y separadas por 2'50 metros de distancia en sentido Norte-Sur (polaridad negativa "-"; posible naturaleza magnética) y separadas por 2 metros en sentido Este-Oeste (polaridad positiva "+"; posible naturaleza eléctrica). También llamadas líneas H, conformarían una red gigantesca de energía que abarca toda la Tierra y que crea radiaciones rectilíneas, por lo cual también es llamada Red Global de Radiación, extendiéndose hasta unos 2000 m de altitud.
Los cruces o intersecciones de estas líneas de fuerza de la red estarían ocupados por cuadrados de 21 centímetros de lado, donde la energía está más concentrada y su efecto nocivo puede hacerse más notorio.


Existencia y efectos sobre los seres vivos

Los radiestesístas califican estos cruces como puntos geopatógenos pero no existen evidencias de la existencia de dichos "Cruces de Hartmann" y por lo tanto, menos aún de que sean perjudiciales para la salud de los seres vivos.



Curiosidades


MATÓ A SU AMIGO DE 14 AÑOS PORQUE “SE LO DIJO UNA TABLA OUIJA”
Un joven de 15 años enfrenta cargos de intento de asesinato, después que la tabla, conocida como "Ouija", le ordenó que acuchille en su abdomen a su amigo de 14 años. La navaja del agresor le causó heridas en los intestinos a la víctima. El insólito hecho ocurrió en Weslaco, en Texas, Estados Unidos.
La agresión ocurrió luego de que tres estudiantes del colegio Weslaco East se escaparon de clase el 29 de febrero y se fueron a un bosque, al norte de la escuela donde usualmente se juntaban a fumar marihuana. Uno de los voceros de la policía señaló: "Era como cualquier otro día, excepto que uno de ellos ya había tomado la decisión de dañar a su amigo basado en lo que le dijo la tabla Ouija".

La navaja del acusado perforó el abdomen del joven de 14 años y le causó heridas en sus intestinos. El agresor le dijo a la víctima que lo ayudaría si le mentía a la policía, diciendo que se cayó sobre la navaja.

 Una vez que la víctima estuvo de acuerdo, los tres adolescentes caminaron a un negocio, donde un hombre llamó a primeros auxilios. Luego, se trasladó al joven al Centro Médico de McAllen, donde lo operaron. "La víctima hizo lo que le dijo su amigo y nos mintió", agregó el vocero de la policía J. P. Rodríguez.

Los investigadores interrogaron al tercer adolescente, de quien la policía cree que no le fue pedido que guardara el secreto de las intenciones del agresor. El estudiante les dijo a los oficiales lo que ocurrió, y los investigadores encontraron la navaja en una zona cercana.
La policía arrestó al joven de 15 años y un juez lo acusó de intento de asesinato. Los oficiales lo trasladaron al Centro de Detención Juvenil del Municipio de Hidalgo. Las autoridades no dieron a conocer más información debido a la edad de los jóvenes.
 
 
 
 
LA HISTORIA DE JENNIFER LYNN SPRIGMAN


Jennifer era una adolescente de 14 años que había nacido en Illinois, Estados Unidos. Sus amigos la describían como una joven nerviosa y algo sugestionable. Eran finales de 1972 y una amiga le preguntó si deseaba jugar a la ouija. Jennifer aceptó y, al hacer contacto, preguntó la edad a la que moriría. El puntero de la ouija se movió, deletreando el número 18 y luego “asesinada”, “estrangulada”. Su amiga cuenta que Jennifer empezó a temblar tanto que tuvieron que dejar de jugar. Años después, cuando Jennifer y su amiga habían olvidado el accidente, Jennifer estaba realizando los preparativos para su próxima fiesta de cumpleaños. Era octubre de 1976 y cumpliría 18 años. Su madre cuenta que ella sí recordaba lo sucedido a su hija con la ouija, y recordaba lo que le contó acerca de su muerte. “Estaba algo inquieta, pero me decía que era una tontería, que no podría ser cierto”. Una tarde, Jennifer salió de casa para reunirse con otros amigos en una cafetería, pero no volvió. Tampoco había llegado a la reunión con sus amigos. Dos días más tarde encontraron su cadáver dentro de una bolsa de basura, a orillas de un río. Había sido estrangulada. Aún hoy se desconoce la identidad de su asesino.
 
 
 
AMIGOS SATÁNICOS
 
 
En 1995 en Arkansas, dos chicos de 20 años que profesaban el satanismo invitaron a otros dos amigos a jugar a la Ouija para supuestamente comunicarse con un ser del más allá, a quien ellos nombraban como “el amo”. Los mismos muchachos terminaron apuñalando a sus invitados y cuando fueron ingresados a un hospital psiquiátrico aseguraron que “el amo”, por medio de la Ouija, les había ordenado actuar de esa manera.
 
En un caso más reciente, un adolescente de 15 años identificado como Colin Roberts fue encontrado colgado de un árbol junto a una iglesia de Belfast, después de que un espíritu malvado supuestamente le hablase por medio de la Ouija.