viernes, 23 de enero de 2015

La Luna: fases, mitos y verdades

Conozcamos un poco acerca de las fases lunares.
 
 
 
 
La Luna Nueva o novilunio es cuando la Luna está entre la Tierra y el Sol y por lo tanto no la vemos.
 
En el Cuarto Creciente, la Luna, la Tierra y el Sol forman un ángulo recto, por lo que se puede observar en el cielo la mitad de la Luna, en su período de crecimiento.
 
La Luna Llena o plenilunio ocurre cuando La Tierra se ubica entre el Sol y la Luna; ésta recibe los rayos del sol en su cara visible, por lo tanto, se ve completa.
 
Finalmente, en el Cuarto Menguante los tres cuerpos vuelven a formar ángulo recto, por lo que se puede observar en el cielo la otra mitad de la cara lunar.
 
Las fases de la luna son las diferentes iluminaciones que presenta nuestro satélite en el curso de un mes.
 
La órbita de la tierra forma un ángulo de 5º con la órbita de la luna, de manera que cuando la luna se encuentra entre el sol y la tierra, uno de sus hemisferios, el que nosotros vemos, queda en la zona oscura, y por lo tanto, queda invisible a nuestra vista: a esto le llamamos luna nueva o novilunio.
 
A medida que la luna sigue su movimiento de traslación, va creciendo la superficie iluminada visible desde la tierra, hasta que una semana más tarde llega a mostrarnos la mitad de su hemisferio iluminado; es el llamado cuarto creciente.
 
Una semana más tarde percibimos todo el hemisferio iluminado: es la llamada luna llena o plenilunio.
 
A la semana siguiente, la superficie iluminada empieza a decrecer o menguar, hasta llegar a la mitad: es el cuarto menguante.
 
Al final de la cuarta semana llega a su posición inicial y desaparece completamente de nuestra vista, para recomenzar un nuevo ciclo.
 

 
Y ahora continuemos con algunos estudios que se hicieron sobre ella.
 
 
La vieja y conocida expresión “se despertó alunado” podría dejar de ser parte de la simple sabiduría popular para convertirse en argumento con rigor científico.
 
La ciencia descubrió que la luna llena afecta el comportamiento de los seres vivos. Los lobos aúllan más, a los búhos les brilla más el plumaje y las sapos se reúnen para procrear. A los humanos les cambia el humor y están más expuestos a un accidente. A esa conclusión llegó un estudio de la Escuela de Graduados de Medicina de la Universidad de Kyoto, en Japón. Y la investigación ya levantó polémica, porque se basa en “la influencia del magnetismo y la luz que tendría esa fase”.
 
La luna ha fascinado desde siempre. A su influencia sobre las mareas y los animales que la habitan, ahora los expertos pusieron bajo la lupa una de sus fases, la más luminosa y sobre la que se tejieron innumerables leyendas.
 
La luz que brinda la luna llena es unas 12 ó 16 veces más intensa que en otras noches. No sólo a la intensidad de la luz le adjudican el cambio.
 
“Los animales reaccionan ante la luna llena debido a los cambios geomagnéticos y electromagnéticos”, justifican los investigadores japoneses.
 
“No hay motivos físicos para relacionar la fase de luna llena con cambios en el comportamiento de los seres vivos. La única influencia de la luna sobre la Tierr es la gravitatoria que modifica las mareas. Por lo demás, la luna es bonita y está para contemplarla”, desestimó Roberto Venero, astrónomo de la Universidad de La Plata. En los seres humanos, el estudio indica que perturba la producción nocturna de melatonina. La melatonina ayuda a regular otras hormonas y mantiene el ritmo circadiano, es decir, el reloj interno de 24 horas del cuerpo. Y es inductor del sueño.
 
 
Con el plenilunio, la duración del sueño es 19 minutos menor que con la luna nueva: pasa de 6 horas 41 minutos a siete horas. Los expertos demostraron que en los días con Luna Llena se tarda cinco minutos más de lo habitual en conciliar el sueño. Según los autores del estudio, esto explicaría por qué durante la luna llena aumenta un 3,6% la cantidad de consultas médicas. “La razón es que las personas están predispuestas a salir las noches de buena luz y por lo tanto hay más probabilidades de sufrir un accidente”, justifican. Y la luna llena también incide en el mal humor y la depresión por la “falta de descanso”, sostienen.
 
Durante cuatro años, estos investigadores analizaron en un laboratorio el sueño de 33 voluntarios, todos los cuales estaban sanos, dormían bien habitualmente y no tomaron ninguna droga o medicamento. Mientras los participantes dormían, los científicos monitorearon sus patrones cerebrales y sus movimientos oculares y también midieron sus secreciones hormonales. Los datos del estudio revelaron que tanto la percepción subjetiva como objetiva de la calidad del sueño varió con los ciclos lunares.
 
Según este estudio, en los días de la luna llena la actividad cerebral de los voluntarios en las áreas relacionadas con el sueño profundo disminuyó en un 30%: tardaron cinco minutos más que lo habitual en conciliar el sueño y, en general, durmieron cerca de 20 minutos menos. Todo esto, se apuntó, debido a que las personas analizadas tuvieron menores niveles de melatonina endógena, una hormona que regula los ciclos de sueño y vigilia, según ese estudio que señala que “esta es la primera evidencia fiable de que el ritmo lunar puede modular la estructura del sueño en los seres humanos”.
 

Un estudio dado a conocer en la revista científica General Hospital Psychiatry desmiente el mito popular de que las fases de la luna afectan a nuestro estado psicológico. Los investigadores usaron calendarios lunares y los contrastaron con visitas a distintos hospitales canadienses de personas que sufrían ataques de pánico, ansiedad, trastornos del estado de animo y pensamientos suicidas. Los datos revelaron que no había ninguna relación entre las patologías y si la luna en el momento del ingreso estaba en cuarto creciente, en cuarto menguante o en fase de luna llena.

Los resultados contradicen las creencias populares. De hecho, los investigadores aseguran que el 80% de los enfermeros y enfermeras, así como el 64% de los médicos, consideran que los ciclos lunares afectan a la salud de los pacientes.
 
 
 
EFECTO TRANSILVANIA
 
El efecto lunar, también conocido como el ‘Efecto Transilvania’, ha sido durante mucho tiempo una fuente de fascinación e inspiración literaria.
 
“Sucede que hasta ahora no hemos tenido una prueba contundente de que las fases lunares pueden afectar de manera directa el comportamiento”, explica el psiquiatra local Marcial Lermes, al tanto de otra investigación reciente de la Universidad de Kyoto, en Japón, que indica que la actividad geomagnética se reduce en un 4% en los siete días previos a la luna llena y se incrementa en una cantidad similar después de dicha fase lunar.
 
“Este trabajo probaría que las fases lunares tienen influencia directa sobre la producción nocturna de melatonina en la glándula pineal”, dice Lermes. La melatonina, se explica, es una hormona que se encuentra en forma natural en el cuerpo y ayuda a regular otras hormonas. Su papel principal es regular los ciclos día-noche o ciclos sueño-vigilia en el organismo y su  déficit suele ir acompañado de efectos psíquicos, como el insomnio o la depresión.
 
“Lo interesante de estos trabajos es que aportan más pruebas sobre algo de lo que se tenía sospecha -dice Lermes-: que la luna llena dificulta nuestro descanso, y que esto se debe básicamente a la producción de melatonina, una neurohormona relacionada con los ritmos biológicos”.
 
Pero esta no es la única prueba conocida en los últimos días: en la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, investigaron recientemente la relación entre las fases lunares y los rendimientos del mercado de valores de 48 países, y encontraron que los rendimientos de las acciones son más bajos en los días que están alrededor de una luna llena, comparados con los días situados alrededor de una luna nueva.
 
Los datos de la Universidad de Michigan muestran que el efecto lunar no se explica por los anuncios de los indicadores macroeconómicos, ni está impulsado por grandes crisis mundiales, y es independiente de otras anomalías relacionadas con el calendario.
 
“Dada la extensa documentación de la correlación entre las fases lunares y los sentimientos, pensamientos y comportamientos humanos, más específicamente, entre los períodos de luna llena y la falta de sueño, el estado de ánimo deprimido y los eventos suicidas, la hipótesis de este estudio es que los inversores pueden valorar los activos financieros menos durante los períodos de luna llena que durante otras fases lunares, debido a los cambios en el estado de ánimo”, señalan los investigadores en su estudio.
 
 
 
 
 
 
 

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