The Anguished Man.
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Sean Robinson, de 46 años, reside en Lawson Street, Edimburgo, y es propietario de un inquietante cuadro llamado “The Anguished Man (El Hombre Angustiado)”. Nadie sabe quién es el hombre representado en el cuadro y es imposible contactar con el artista debido a que, expertos afirman, se trata de un autorretrato hecho con la sangre del propio artista que acabó suicidándose poco después de pintarlo. Hace aproximadamente seis años, cuando la familia de Sean vivía en Ellenborough, la bodega, que estaba en riesgo de inundación, fue vaciada, los objetos empaquetados y trasladados a otro lugar. Sean se olvidó de la pintura, pero al volver a colocar los objetos en su lugar se reencontró con el cuadro y decidió colgarlo en la habitación de invitados. Fue en ese preciso momento cuando comenzaron a suceder fenómenos extraños tales como ruidos inexplicables, objetos que se caían sin que nadie los tocara, etc.
Hace más de veinticinco años un amigo de la abuela de Sean le entregó a ésta un óleo antiguo llamado “El hombre angustiado”. Le dijo a su abuela que el artista usó su propia sangre mezclada con pintura y se suicidó poco después de terminar el retrato. Con el tiempo la abuela contó la historia a Sean y le dio la pintura como un regalo. Sean aceptó el presente agradecido pero a su esposa le transmitió una profunda angustia desde el primer momento, obligando a su marido a que lo guardara en el sótano. Después que la bodega se inundara, debido a un período prolongado de tormentas, trasladaron los objetos al garaje de los padres del hombre. Tiempo después de arreglar la inundada bodega, Sean encontró el cuadro y lo colgó en el cuarto de invitados en el tercer piso de la casa. Poco después, él y su mujer empezaron a escuchar golpes inexplicables y un extraño ruido de roce como si alguien rascase las uñas en las telas.
Cuando la pintura se encontraba en el sótano, el perro de la familia no quería entrar, se quedaba frente a la puerta gruñendo y cuando el cuadro se colocó en la habitación de invitados, el perro se negaba a subir al piso superior. Por la noche, se escuchaban lloros y lamentos que el propio Sean afirmó que podrían venir del exterior, aunque él dice que está seguro que en realidad provenían del interior de la casa. Hasta ese momento no dio mayor importancia al asunto, sin embargo, todo cambio cuando comenzó a ver la sombría figura de un hombre en la casa. Poco después, el resto de la familia también experimentó fenómenos similares. Pensaron que como en la familia conocían la historia de la pintura todo era producto de la sugestión, aunque coincidían en que era demasiado real.
Las semanas siguientes, los fenómenos empeoraron progresivamente, los lloros parecían venir del dormitorio de invitados. La familia entera notó numerosos puntos fríos en la casa y tenían la extraña sensación de que eran observados. La silueta oscura de un hombre alto, de mediana edad de pie en frente de la cama se volvía cada vez mas frecuente. Sean, cada vez más preocupado, sentía miedo y quería saber si lo que estaba pasando era fruto de su imaginación o fenómenos paranormales. Una noche, su esposa se fue a la cama temprano. Ella pensó que Sean también estaría metido en la cama junto a ella, pero cuando se dio la vuelta se encontró mirando a una silueta extraña. Su marido la escuchó gritar y corrió escaleras arriba para encontrarse a su mujer conmocionada por la experiencia. No sabía si se trataba de un sueño lúcido, pero estaba convencida que era real lo que había visto. Luego de esta experiencia, la pintura regreso al sótano y los fenómenos cesaron casi de inmediato, aunque el perro se negaba a entrar en la bodega.
Cuando todo se tranquilizó un poco, a Sean se le ocurrió realizar un experimento. Volvió a subir el cuadro sin decir nada a la familia. Días después, uno de sus hijos bajaba las escaleras cuando de repente tropezó y fue a parar en los últimos cuatro o cinco escalones. Su padre corrió a socorrerlo, estaba ileso pero conmocionado. El niño parecía estar molesto, así que Sean le preguntó qué le pasaba, y aunque se mostró reacio a hablar en un principio, más tarde explicó que sintió como si algo lo hubiera empujado. Dijo que estaba bajando por las escaleras cuando sintió una presión en la espalda que lo empujó hacia delante. En un intento por detener la caída sintió que la fuerza que le empujó era demasiado fuerte. Después de este accidente, Sean decidió definitivamente guardar la pintura en el sótano, finalizando así una vez más la actividad paranormal en la casa.
El retrato en el cuarto de huéspedes.
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Sean decidió publicar varios videos en YouTube sobre los extraños fenómenos, atrayendo un gran interés en todo el mundo, en un intento desesperado por investigar los antecedentes del cuadro y con la esperanza de que alguien reconociera al artista, pero hasta el momento no tuvo éxito. Ha tenido muchas ofertas de personas que quieren comprar la pintura pero él se niega a venderla. Afirma que el cuadro está “embrujado” y el “espíritu” está tratando de comunicarse con ellos. También se ha informado en varias ocasiones de si es posible quemar la pintura o incluso enterrarla, pero varios expertos en lo paranormal le han dicho que no la queme, pues podría dejar al espíritu estancado en esta dimensión ya que la pintura podría ser una especie de puerta hacia el más allá. Sean y su familia esperan que con el tiempo se descubra el nombre del artista y poder arrojar luz sobre algunos de los fenómenos que han experimentado.
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