martes, 31 de enero de 2012

Sanatorio Beelitz-Heilstätten


Situado en el suroeste de Berlin, bajo la protección de un denso y húmedo bosque de pinos en las cercanías de Postdam, este inmenso complejo hospitalario que en sus primeros tiempos se utilizo como un sanatorio para gente con problemas psicológicos y mentales, fue contruido en 1898 siguiendo los planos del arquitecto Heino Schmieden.

 Las instalaciones contaba con dos edificios separados para diversos usos y especialidades. Lo que se utilizaba como complejo para el tratamiento de enfermedades contagiosas, rehabilitación, enfermedades crónicas, etc., tenia otro edificio para el personal y la administración. Incluso contaba con una propia planta de generación eléctrica, un salón de actos y capilla.

Torre del complejo.
Durante la primera y la segunda guerra mundial, las instalaciones del sanatorio se convirtieron en hospital de guerra llegando a resguardar, entre 1914 y 1915 hasta 17.500 convalecientes. Uno de ellos fue Adolf Hitler, que pasó allí su recuperación de las heridas que sufrió durante la batalla de Somme en 1916. Tras la Segunda Guerra Mundial, en el año 1945, las instalaciones de este magnifico y majestuoso hospital, pasaron a manos de la Unión Soviética, y quizá fue durante esos años, cuando se vivieron los momentos más oscuros y sórdidos en su interior. Y hasta el año 1995, se convirtió en el mayor complejo hospitalario ruso fuera de sus fronteras.

Cuando los soviéticos abandonaron Alemania, tras la caída del telón de acero o la cortina de hierro, como se tradujo en España y la progresiva cesión de poderes, se restauraron y rehabilitaron algunos edificios, que son utilizados hoy en día, ya sea con fines sanitarios, o simplemente como museo. De este modo, continúan activas secciones del hospital, como centro de rehabilitación neurológica y un laboratorio para la investigación y el tratamiento y cuidado de víctimas de Parkinson. La mayor parte del edificio continua abandonada y sin ninguna previsión de uso por el momento.

Habitación.

Mesa quirúrgica.

Sala.

Pero lo que de verdad es famoso en este complejo hospitalario, son las historias sobre apariciones de fantasmas y espectros que en su interior han sido vistos por aterrados testigos que han tenido un cara a cara con alguno de ellos. Y es que en una de las alas de este sanitario, aseguran que se puede ver nítidamente a un extraño sujeto que, con bata blanca de enfermo, vaga errático por el pasillo del ala destinada a enfermos contagiosos; como en los últimos momentos antes de su muerte.

Pasillo del edificio



Claus y Stefan Jansen, son dos hermanos que decidieron pasar la noche en las instalaciones de este hospital encontrándose con algo que rompió todos sus esquemas, estas son sus declaraciones:

''Habían pasado las ocho de la noche, hacía frío y estábamos en el ala de tuberculosis. Dejamos nuestras grabadoras para ver si captábamos alguna psicofonía y cuando nos alejamos hacia otro lugar, de repente sentimos como si algo arañara el suelo y acudimos hacia donde lo habíamos oído creyendo que podía ser un animal. Al final del pasillo, entre el frío, vimos cómo surgía la figura de un hombre en camisón de enfermo, de aspecto casi mortecino con los ojos amoratados y pálido. Por cómo iba, en aquel ambiente, sabíamos que no podría tratarse de alguien vivo, de alguien de este mundo".
Thomas Sauter es otro de los jóvenes que un día exploró esos pasillos y encontró lo imposible: ''Era una chica joven, de pelo rojizo, estaba mirando por una ventana. La alumbramos creyendo que era alguien que podía haberse quedado allí o de otro grupo de investigación, pero no había nadie. Fue al irnos cuando vimos a alguien tras nosotros. Nos miraba. Al pie de la escalera estaba una chica con camisón, pálida, pelirroja, que parecía como si quisiera que la siguiéramos. Fue tan grande la impresión que salimos corriendo mientras la chica se desvanecía. En otra ocasión la vimos junto a otros chicos que también investigaban. Íbamos dos amigos y una chica llamada Andrea Gentner. Ella se lo tomaba a broma, pero hubo un momento en el que nos asustó porque se empezó a poner muy pálida y a decir que nos fuéramos de allí. La sacamos medio desmayada y cuando bajábamos las escaleras, junto a la ventana, estaba aquella chica pelirroja mirándonos inexpresiva''.



Escaleras donde se apareció la chica pelirroja.

Ala de tuberculosis.


Escaleras.

Acceso al sanatorio.

No hay ninguna explicación a todos estos testimonios salvo el miedo y las malas jugadas de la sugestión. Pero en este mismo lugar también se grabaron varias psicofonías muy inquietantes. En una se sentían los jadeos y llantos sin haber nadie en el momento de la grabación, y en otra se escuchaba como si alguien hablara en ruso y alemán, también se han grabado sonidos sordos, como disparos.

En este lugar tan impresionante e imponente, se han rodado películas como: El pianista de Polanski o Valkiria con Tom Cruise.




Sanatorio mental Hellingly


 
El asilo, o lo que queda de él, se encuentra en el condado de East Sussex, cercano al pueblo de Hellingly, en el sur de Inglaterra. Fue inaugurado en 1903 para aliviar el problema de hacinamiento que existía en el resto de asilos del condado. Su arquitecto, George Thomas Hine, construyó en un lugar totalmente aislado del campo un enorme complejo de estilo Victoriano al que no le faltaba absolutamente nada.

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En este lugar se puso en práctica un nuevo modo de tratar las enfermedades y las dolencias, siendo el entorno natural y el aislamiento uno de los pilares de estas nuevas técnicas de tratamiento, que dejaban atrás otras prácticas de tratamientos psíquicos bastante más invasivos y traumáticos y que se habían demostrado hasta el momento bastante inefectivos. Atrás quedaban los ambientes lóbregos y las lobotomías para dar paso, en asilos como el de Hellingly, a espacios abiertos y luminosos en entornos rurales, alejando a sus pacientes del mundanal ruido y de traumas pasados.
 
Una carretera secundaria que pasaba por las cercanías fue desviada y para llegar al hospital tan solo había un serpenteante camino y una vía de tren, que fue construida a propósito para abastecer al complejo de carbón.
 
El hospital se dividió en diferentes bloques, según los tratamientos que en ellos se efectuaran. Todos los bloques se comunicaban por largos corredores y giraban en torno a la zona central, donde se encontraba la cocina, las zonas de recreo y la residencia de los médicos. En la periferia, otros edificios albergaban a los numerosos trabajadores del recinto que cuidaban del mantenimiento y de los campos.
 
A excepción de un breve periodo de tiempo en los años 30, el hospital funcionó a pleno rendimiento hasta mediados de los 90, adaptándose en cada época a las necesidades que la sociedad requirió. La línea ferroviaria funcionó hasta 1959, cuando se dejó de usar el carbón para las calderas que se modernizaron y comenzaron a usar petróleo.

Hellingly era también un lugar donde las mujeres que tenían hijos fuera del matrimonio eran encarceladas.
 
Como suele suceder en muchos hospitales de este tipo, la cercanía del nuevo milenio y las nuevas tendencias médicas, junto al altísimo costo de mantenimiento de sus viejas estructuras, acabaron con ellos. Hellingly cerró sus puertas en 1994. Algunas zonas del complejo continúan en nuestros días teniendo algún uso, pero la mayoría de los bloques quedaron en total abandono siendo presa de vándalos y demás alimañas. Varios incendios destruyeron por completo algunas zonas y otras han sido demolidas ante el colapso inminente.

Algunos exploradores han informado escuchar ruidos inexplicables arriba y abajo por los pasillos. Por supuesto, como en toda vieja edificación, las maderas suelen crujir y los ruidos son moneda corriente. Lo cierto es que todavía no hay pruebas fotográficas de alguna aparición o fenómenos parapsicológicos, lo que sí ha sucedido en los que han entrado a probar valentía es haber sentido "mala energía" o "una profunda tristeza" como señal de algo que no pueden explicar.
 
El resto del sanatorio, que todavía se mantiene en pie, se encuentra en el deplorable estado que se puede ver en esta pequeña recopilación de fotos.
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La tenebrosa clínica del Dr. Guija



En pleno corazón de la Avenida de la Cruz del Campo se yergue un reformado edificio por mucho tiempo creído encantado, endemoniado…
La clínica del Dr. Guija estuvo por mucho tiempo abandonada, casi derruida, era un edificio emblemático en Sevilla pero sus condiciones dejaban mucho que desear y se daba más a relacionarlo con el terror que con la finalidad y práctica laboral que se llevó a cabo en su interior… el tiempo hizo el resto… y su apariencia. Construida en el año 1919 por colaboradores del afamado y reconocido arquitecto Aníbal González el edificio destacaba por sus azulejos y líneas clásicas, destinada inicialmente al Organismo de Investigaciones Agrarias encontrándose en el pleno 42 de la cita avenida sevillana. 
Dr. Julio Antonio Guija Morales.
Fue en el año 1956 cuando el Dr. Eduardo Guija adquiere el inmueble y comienza a funcionar un 9 de Febrero de 1957 como institución psiquiátrica hasta 1966, fecha en la que fallece tomando la dirección de la misma su hijo, Julio Antonio Guija Morales, hasta el cierre de la misma en 1974. Tiempo después, en la década de los 80 se abre el edificio como negocio dedicado a la restauración como “Parrilla Argentina”. El restaurante cerró tiempo después y el edificio, sobre el cual pesaba ya la fama de maldito para sus inquilinos, moradores o compradores, paso a ser adquirido por una inmobiliaria quien posteriormente lo vendió al Ayuntamiento de Sevilla y a partir de ahí y durante esas fechas el abandono y mala presencia fue el principal inquilino de sus habitaciones.

El doctor Eduardo Guija era profesor en la Universidad de Medicina de Sevilla en las ramas de Medicina Legal y Psiquiatría que seguía las doctrinas de la Escuela Alemana (freudiano). No era uno de los profesores más exigentes por lo que los alumnos lo tenían bien considerado y ninguno hablaba mal de él ni circulaban rumores de ningún tipo. Tenía la teoría de que el histerismo lo sufrían las personas de mentes influenciables y demostró con un experimento real su teoría. Tomó a una paciente y en medio de la clase la hizo acostarse en un colchón en el suelo. Comienza el doctor Guija a decir en voz alta a los estudiantes que observaran cómo se empezaba a mover la mano derecha de aquella paciente, lo repetía una y otra vez hasta que la mano de la paciente se movía de verdad. Siguiendo este método provocó un auténtico acceso de histeria. Y de la misma manera que lo provocó hizo que desapareciera.


 
Mucha era la leyenda negra de aquel lugar… sombrío y siempre en la penumbra de aquel recodo de la calle. Como se ha comentado, durante mucho tiempo el edificio fue propiedad del Dr. Guija, reputado médico psiquiatra sevillano que trataba directamente enfermedades mentales y relacionadas en esta su clínica en Sevilla.

Dada la confidencialidad y el secretismo que rodeaba al médico y a sus pacientes se creyó, por parte de algunos sevillanos de a pie, que en su interior se realizaban terroríficos y terribles actos contra el ser humano… era la psicología humana que tendía a ver lo que no había e imaginar terapias de electroshock entre alaridos y mortificaciones.

En la década en la que se inauguraron las instalaciones uno de los tratamientos que se daban a los enfermos (esquizofrenia grave, depresión con ideas suicidas o enfermos en estado de agitación en una depresión bipolar), era el de buscar que sufrieran convulsiones periódicas que suponían una mejoría. Esto se conseguía por diferentes métodos, bien con el uso de medicamentos (por ejemplo, el Cardiazol), por hipoglucemia (inyectando insulina), afectando al paciente con malaria o el electroshock. Nos olvidaremos de la lobotomía y la dejaremos para los casos extremos de agresividad. Cualquiera de esos métodos podía causar la muerte si no se tomaban las debidas precauciones. El efecto de ese estado convulsivo es el aumento de la permeabilidad de todos los neuroreceptores cerebrales. Los neurotransmisores también funcionan mejor y con ello se produce una mejoría real.

El electroshock hace pasar por la cabeza del paciente una corriente eléctrica buscando esa convulsión. El paciente se convulsiona durante 10 segundos para después entrar en un estado con movimientos espasmódicos que se van ralentizando hasta que en 30 ó 50 segundos desaparece. El paciente entra en coma y despierta sin recordar nada.


La casa se abandonó y poco a poco el tiempo se fue adueñando de ella, muchos eran los jóvenes que dada la actividad que había desarrollado la misma se decían:” vamos a hacer ouija en el manicomio del Dr. Guija” y allá iban buscando la nocturnidad y tenebrosidad de sus paredes y entornos para jugar y buscar lo prohibido, lo oculto.

Muchos fueron los que se dejaron llevar por el encanto y el romanticismo de su historia así como por lo misterioso y afirmaron haber sentido presencias, visto sombras e incluso afirmar que aquella casa, otrora majestuosa, estaba maldita… así, poco a poco, el lugar se fue cargando de una leyenda negra en Sevilla que la tildaban de casa maldita y encantada…

Gritos, lamentos, gemidos… era un sin fin de comentarios y rumores que corrían por Sevilla, y que realmente nadie había vivido en primera persona, que junto con el edificio del Cine Fantasio en Sevilla captaban la atención paranormal en pleno finales de los 90.

Fue el investigador malagueño José Manuel Frías quién desempolvó esta leyenda urbana con visos de realidad y se hizo eco de las historias que corrían en torno a ella. En esa época todos relacionaban el apellido del psiquiatra al “juego” de la ouija y no hacía más que acentuar su leyenda que poco a poco iba añadiendo componentes y tintes que cargaban de más dramatismo la misma.

Se decía que en sus bellos jardines estaban enterrados pacientes que clamaban justicia desde el más allá, el decir popular tildaba cada vez más de maldiciones el lugar. Incluso en su interior se decía que se habían cometido todo tipo de actos contra el ser humano, siendo ocultados o quemados en la propia casa… historias sin fundamentos que engordaban poco a poco y más toda esta leyenda urbana formada a partir de 1974.

Los trabajadores que acudían al lugar a desempeñar algún trabajo de jardinería, fumigación o estabilización del edificio lo hacían con miedo por las historias que circulaban en torno a la misma y no eran pocos los que salían del inmueble convencidos de haber vivido alguna experiencia paranormal…la sugestión humana actuaba cuando se oía hablar del edificio maldito del Dr. Guija.

Atraídos por la fama del lugar se realizaron filmaciones cinematográficas de distinto metraje en su interior, tales como los denominados -con los desafortunados títulos- “Las perras de Satán” o “Invasión Travesti” e incluso asimilaron el apellido del Dr. Guija para uno de sus personajes. El director de uno de estos films, Jerónimo de los Santos, narraba su experiencia en su interior e incluso su tendencia a dejarse llevar por esta embriagadora historia: “el lugar es extraño y terrorífico, dentro de él se ha dicho que había fantasmas y se ha tildado de terrible la figura del Dr. Guija”. A ello hemos de sumarle la gran cantidad de personas que han entrado en sus interior atraídos por el misterio, indigentes buscando refugio y otras actividades menos saludables que hicieron al edificio ganarse la denominación de maldito e inseguro. Durante muchos años todos estos comentarios han alimentado esa leyenda.


Han transcurrido más de un lustro y la casa del Dr. Guija muestra un aspecto bien diferente. Hoy las obras de remodelación del edificio son ya un recuerdo, la constructora Bellido realizó la rehabilitación del mismo con notable acierto y respetando toda sus estructura y entorno, el Departamento de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla (GMU) decidió acometer las obras en la misma y utilizarlo como lugar de cultura y encuentro social de la zona, tan necesario y útil. Durante las obras de rehabilitación del mismo no se produjo ni se ha producido ningún acontecimiento extraño o paranormal, no se han encontrado restos humanos ni indicios de ellos, ni cámaras ocultas con oscuros propósitos ni falsas paredes.

Los vigilantes de seguridad y personal laboral del centro no muestran temor ni síntomas de haber vivido nada paranormal pese a conocer la leyenda del lugar y sin embargo por las noches a todos les aborda e inunda el temor de encontrarse con uno de esos esquivos visitantes que pertenecen al mundo de los muertos.

 



El sanatorio de Agramonte


El sanatorio está situado en pleno parque natural del Moncayo (España). Se empezó a construir en los años 1920 comenzó siendo un pequeño refugio en mitad de las montañas.

Una vez terminado en el año 1930, se convirtió en un hotel de cierto lujo, en un centro de descanso para las familias pudientes de la época, pero al empezar la Guerra civil en 1936, quedó abandonado hasta el fin de la guerra. Se cuenta que el personal del hotel fue violado y asesinado, hecho que marca la tragedia y da lugar al comienzo de la leyenda.

En 1939 Franco convierte el lugar en un hospital para el tratamiento de la tuberculosis, las Hermanas de la Caridad de Santa Ana se hicieron cargo del edificio instaurando el "Sanatorio Antituberculoso de Agramonte".

La mayoría de los pacientes eran mujeres, pero más tarde también hombres tendrían cabida. Durante el tiempo en que el sanatorio estuvo en funcionamiento en uno u otro momento, personas de todas las edades fueron internadas. Una enfermedad temible, la tuberculosis y enfermedades pulmonares, que darían muerte a una importante cantidad de pacientes tras una agonía terrible.


El tratamiento consistía en ofrecer reposos a los pacientes y los enseñaban a respirar tumbados en camillas sobre largas terrazas. Lo más sorprendente de la terapia es que les hacían dormir con las ventanas abiertas a pesar del frio que hace en el Moncayo.

Balcones donde ponían a los enfermos a respirar aire fresco.
 
Pese a los esfuerzos de las hermanas, muchos enfermos no podían resistir la enfermedad y las familias que no podían permitirse trasladar a sus parientes dejaban que los enterraran el el propio sanatorio. Cerca de 60 nichos fueron ocupados por los que no pudieron sobrevivir. Recientemente los nichos de aquellas personas fueron profanados.
Nichos.
Algunos apuntaron a que se trataba de sectas satánicas o ladrones que abrían los ataúdes buscando su preciado botín. Lo cierto fue que los huesos y cráneos de aquellas humildes personas fueron esparcidos por las inmediaciones sin poder obtener el merecido descanso eterno.

El 30 de septiembre de 1978, después de 40 años en activo, el Sanatorio cesó su actividad ya que quedaban pocos enfermos y los tratamientos estaban muy avanzados. El hospital cerró y el lugar quedó totalmente vació y en silencio, a merced de los vándalos y visitado por otras personas fascinadas por la belleza y el misterio de aquel lugar.
Trágicos sucesos, muertes repentinas, fotografías extrañas, voces inexplicables, sonidos fantasmales, ruidos en mitad de la noche resonando por el edificio, presencias extrañas y un sin fin de vivencias que aunque siempre subjetivas, ayudan a mantener vivas las leyendas sobre fantasmas que envuelven a este tétrico e inquietante lugar.


 Así se encuentra hoy el sanatorio Agramonte:






Cuarto con chimenea.

Crematorio.

Montacarga.

Pasillos que llevan a las cocinas y los dormitorios.




Pasillo que conecta los baños y las habitaciones en el 2° piso.




La Iglesia está totalmente destruida por los vándalos.