La historia de la rectoría de Borley, entre los condados de Essex y Suffolk,
Inglaterra, es uno de los casos más espectaculares de poltergeist que se han
producido. El lugar está siendo estudiado todavía por los analistas de la
fenomenología paranormal.
Este hecho está estrechamente relacionado con el
investigador metapsiquista, ingeniero y parapsicólogo Harry Price (1881-1948),
considerado el "cazador de fantasmas" más prestigioso del mundo.
La rectoría de Borley había sido construida por
orden del reverendo Henry Bull en el 1869. La mansión era un tétrico caserón en
cuyos alrededores se producían manifestaciones de espectros y fantasmas que
rápidamente marcaron el lugar como sitio encantado en torno al que surgieron
todo tipo de leyendas.
Reverendo Henry Bull. |
El padre Bull y su familia no se inquietaron por
estos comentarios, sino por la aparición de fenómenos ruidosos en el interior de
la casa. El anciano sacerdote bendijo el lugar exorcizándolo contra los malos
espíritus, pero no pudo terminar con su tarea purificadora ya que falleció
repentinamente por causas todavía desconocidas.
La rectoría estuvo un tiempo abandonada, pues era
una plaza difícil de cubrir. Finalmente, apareció un nuevo rector, un hombre
mayor llamado Eric Smith, acompañado de su esposa. Eran gente piadosa y
tranquila dedicada a su trabajo y amantes del campo.
Los nuevos inquilinos conocían los rumores sobre
las apariciones que rodeaban la zona, pero no les prestaron demasiada atención.
Sin embargo, la gente del lugar sí les temía. Existía el rumor de que aparecía
el espectro del difunto reverendo Bull paseando por el jardín vestido con una
vieja chaqueta gris. También se veía un extraño carruaje fantasmal que recorría
los campos con su cochero y sus correspondientes caballos. Y finalmente,
aparecía el espectro de una monja en el jardín del cementerio.
Con la llegada de los nuevos habitantes, se
hicieron reformas en la rectoría mientras se producían extraños fenómenos
ruidosos. Acudieron trabajadores para realizar las obras y con ellos las
historias de fantasmas. El hecho detonante lo protagonizó el carpintero, que se
encontró varias veces con una monja apoyada en la verja de entrada al
cementerio. El operador le saludó pero ella no contestó. Entonces, se dio cuenta
de que tenía los ojos cerrados. Al darle la espalda y volver la cabeza, la monja
había desaparecido.
Esta escena se repitió con otras personas. Días
después, al carpintero le volvió a ocurrir lo mismo. Se encontró con la extraña
monja y decidió preguntarle qué le pasaba. Lentamente, la imagen se difuminó
hasta desaparecer por completo.
La noticia corrió como la pólvora: ¡En la rectoría
Borley había fantasmas! Un periodista local se enteró del asunto. Llegó un
momento en que el matrimonio no podía aguantar más tanta tensión, y a través del
periodista la noticia llegó a la Society for Psychical Research de Londres. De
inmediato, se hizo cargo del asunto un prestigioso investigador de la SPR, Harry
Price. Era 1929.
Algunos de los mensajes escritos supuestamente por
entidades del más allá, solicitaban ayuda, la celebración de misas y
ofrecimiento de velas para conseguir el descanso de los espíritus. En la
fotografía puede verse uno de estos mensajes que dice: "por favor ayuda...
Marianne". Y la respuesta de la propia Marianne solicitando más información:
"no puedo entender, dime más".
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Poltergeist
Cuando el investigador llegó a Borley, en la
rectoría empezó un torbellino de fenómenos paranormales, mayoritariamente
parafónicos, que pusieron a Price sobre el origen de los mismos. En la casa sólo
vivían el reverendo Smith y su esposa, quienes sufrían las consecuencias del
poltergeist.
Los timbres de la casa sonaban solos y de forma
constante. Por la noche se levantaban a abrir la puerta y nunca había nadie. Una
fuerza desconocida tiraba de las campanillas de aviso que había en cada una de
las habitaciones que estaban desocupadas. Las llaves de las puertas saltaban de
las cerraduras. Caían piedras dentro de la casa que se proyectaban solas contra
la rectoría. Algunas noches unos gritos desgarradores despertaban al
matrimonio.
Comunicación espiritista
Price estuvo tres días en la rectoría. Detectó las
anomalías que se producían en las campanillas y timbres sin encontrar las
causas. Vio la aparición espectral de la misteriosa monja del jardín, pero no
pudo contactar con ella. Tras observar la casuística de los fenómenos organizó
una sesión espiritista con la participación de una médium y del reverendo Smith
y señora.
Durante la sesión, la médium sintonizó con el
supuesto espíritu del reverendo Henry Bull, quien suministró fragmentos
históricos de lo sucedido en el lugar. La comunicación se efectuó mediante el
código de un golpe seco en caso afirmativo y dos en caso negativo. Así fue como
se enteraron de que la monja aparecida había vivido allí y que murió asesinada
por su amante.
De la sesión se dedujo que existía una infestación
en la casa relacionada, de alguna forma, con el conocimiento de los sangrientos
sucesos que habían tenido lugar en esta mansión. Una vez conocido el elemento
activador de los fenómenos de encantamiento, había que controlarlo. Price se
marchó de la casa con la promesa de volver debidamente equipado para hacer
frente al problema.
Los fenómenos de endeudamiento llegaron a producir
tantas molestias a los inquilinos que les impedían descansar. El reverendo Smith
y su esposa optaron por marcharse definitivamente, y apenas transcurrida una
semana de la llegada de Price, se fueron para no volver jamás. ¡la casa estaba
efectivamente encantada! La rectoría quedó abandonada y Harry Price no pudo
proseguir la investigación.
Vuelve la pesadilla
Transcurrido un año, la rectoría volvió a ser
habitada por otro sacerdote, el reverendo Lyonel Foyster y su joven esposa
Marianne. Inmediatamente, la manifestación de los fenómenos se agudizó hasta
límites extremos. Volvieron a sonar timbres y campanillas, acompañadas esta vez
del tañido de campanas inexistentes. Se producían golpes en las paredes. Se
escuchaba el arrastre de cadenas por la casa. Los objetos volaban por los aires.
Las puertas se cerraban solas violentamente. Y por las noches una lluvia de
piedras contra la rectoría impedía el descanso.
De izquierda a derecha: Harry Price junto al matrimonio Foyster (Marianne & Lionel) y su hija adoptiva Adelaide. |
Los fenómenos manifestaban poseer una fijación
contra la persona de Marianne. En torno a ella se producían los hechos más
violentos. Sus enseres personales salían despedidos. En la oscuridad recibía
misteriosos golpes en su cuerpo. Una tarde, las ventanas de su habitación se
cerraron solas de forma violenta y una mano invisible giro la llave de la
cerradura y Marianne quedó atrapada en su cuarto. El punto culminante se produjo
cuando Marianne quedó atrapada por un colchón que intentaba matarla,
asfixiándola.
Semanas después, empezaron a aparecer misteriosos
mensajes escritos en los muros del edificio. Eran textos garabateados y
grafismos grotescos que parecían dirigidos a la joven Marianne.
Marianne Foyster. |
Harry Price y sus ayudantes aislaron la rectoría
por sectores. Montaron diversos controles en la casa para determinar las
posibles causas naturales o no de los fenómenos, y en caso afirmativo estudiar
la zona concreta donde éstos tenían más incidencia. Rápidamente se apercibieron
de que era Marianne quien atraía los extraños sucesos.
Constaron que los fenómenos se producían siempre en
presencia de la mujer cuando se encontraba sola en casa, nunca en su ausencia.
Los espectros se aparecían a Marianne. Vio a la monja. Se le apareció un hombre
decapitado. También vio la carroza con el cochero. Después se produjo un
fenómeno significativo: apareció un inquietante escrito predictivo, la rectoría
Borley será destruida por el fuego.
El foco polarizador
Marianne vivía constantemente sobresaltada y en
tensión. Era evidente que sufría una fuerte alteración psíquica propiciatoria
para la manifestación de fenómenos incontrolados. A través de las perturbaciones
fenomenológicas llamaba la atención sobre sí misma, sobre su situación de
represión en este aislado lugar.
Los incidentes fenomenológicos siguieron
manifestándose hasta 1932. Estos decrecían su grado de incidencia a medida que
la mujer se adaptaba a esa forma de vida convencional. Sin embargo, la tensión
que generaba en la pareja el hecho de vivir en esas circunstancias, pronto les
abocó a tomar una decisión. En 1935, el matrimonio ya no pudo aguantar más y
agotados por tantas emociones, decidieron poner punto final a su estancia en
Borley. El reverendo Foyster y su esposa se marcharon para siempre. La rectoría
encantada volvió a quedar abandonada.
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Extraordinario documento fotográfico obtenido durante el
derribo de la antigua rectoría de Borley en 1944. Durante los trabajos se
produjeron algunos extraños fenómenos que fueron percibidos en repetidas
ocasiones por los trabajadores. En la fotografía se aprecia con toda claridad el
"ladrillo volador", que por sí solo se elevó del suelo y fue ascendiendo
hasta llegar al tejado del edificio.
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Harry Price, decidido a terminar la investigación
definitivamente, alquiló la casa durante un año. Su objetivo era acabar con la
leyenda de la casa. Publicó un anuncio en The Times buscando ayudantes
interesados en la investigación. A los pocos días, Price y sus 48 ayudantes
aficionados, equipados con abundante instrumental, se instalaron en la
rectoría.
Durante 12 meses exploraron toda la finca, los
terrenos y las construcciones. Buscaban pasadizos secretos que, según Price,
debían comunicar la rectoría con la cercana iglesia parroquial. No los
encontraron. Sin embargo, descubrieron significativos puntos fríos de succión de
calor que abarcaban todo el edificio de la rectoría, convirtiéndola en un
"congelador". La medición que llevaron a cabo durante todo el mes de junio
de 1936 puso de manifiesto que la temperatura diurna del lugar no superó nunca
los 9º centígrados.
Se produjeron algunos extraños incidentes, pero al
no existir un elemento catalizador de los mismos, la inferencia de fenómenos
desapareció por completo. Limpiaron el edificio y al no aparecer más las
manifestaciones espectrales, Harry Price llegó a la conclusión de que el caso de
la rectoría encantada había terminado. El "cazador de fantasmas" se marchó
del lugar tras 12 meses de investigación.
La maldición
Tras la marcha de Price y su equipo, el lugar quedó
nuevamente abandonado. Ya nadie reportaba incidentes ni aparición alguna. Pasó
tiempo y entonces sucedió lo inesperado. Un día de 1939 se produjo un incendio
fortuito que destruyó totalmente la rectoría Borley. La maldición escrita en el
mensaje se había cumplido. Las autoridades eclesiásticas no podían tolerar que
realmente existiera una maldición que hubiera destruido la rectoría y
aterrorizado a los ministros de Dios. Nadie quería ir a Borley. El canónigo de
la catedral de carlistie, el DR. Pythian-Adams, a cuya demarcación pertenecía la
rectoría, puso en marcha una investigación oficial para esclarecer los hechos.
Las conclusiones resultarían reveladoras.
Después del incendio en 1939.
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El informe final era un detallado estudio
debidamente documentado sobre los precedentes históricos de la rectoría. La
historia reveló que la leyenda de la aparición de la monja se basaba en un hecho
real ocurrido siglos atrás. Correspondía a Marie Lairre, una religiosa francesa
que huyó de su país con su amante para refugiarse en Inglaterra. Posteriormente
fue asesinada por su compañero y su cuerpo enterrado en los sótanos de una vieja
casa que se hallaba en el mismo lugar en que más tarde se edificaría la
rectoría. El carruaje, el cochero y los caballos correspondían al vehículo con
el que fue transportado su cuerpo, y el cochero el hombre que sepultó el
cadáver. Todo coincidía.
El descubrimiento de esta información, la
constatación de los tétricos hechos y el reconocimiento oficial de los mismos,
animó a Harry Price a proseguir su investigación. En los sótanos de la rectoría
descubrieron restos humanos enterrados; muy concretamente identificaron la
mandíbula de una mujer joven (¿quizá la monja?).
Las indagaciones continuaron y debido a que las
ruinas de la rectoría eran peligrosas, en 1944 procedieron al derribo total de
la misma. Sin embargo, durante la operación de derrumbamiento se produjo algún
fenómeno extraño. Pudo captarse fotográficamente la imagen de un "ladrillo
volador" (ver foto más arriba), que se elevó desde el suelo.
En 1945, Harry Price escribió su libro definitivo
sobre los sucesos acaecidos en la rectoría Borley, ya que consideraba que la
historia había llegado al punto final. Lo publicó con el contundente título de
The End of Borley Rectory. Tres años después, Harry Price falleció. Poco podía
imaginar el "cazador de fantasmas" que la historia de Borley aún no estaba
terminada.
A medidas de los años cincuenta, en el viejo
cementerio de Borley, situado junto a la iglesia parroquial y frente a la nueva
rectoría, los vecinos del lugar (eran otra generación) volvieron a ver nuevas
apariciones de espectros. Éstas iban acompañadas de extraños fenómenos
parafónicos que se producían dentro de la iglesia parroquial. Estando el templo
completamente vacío y con las puertas cerradas con llaves y candados, se oía
música procedente del órgano de la iglesia que sorprendentemente tocaba
solo.
En 1955, un equipo de modernos parapsicólogos
dirigidos por el profesor L. Sewell volvió a intervenir en Borley. Esta vez, la
nueva expedición investigadora buscó en el emplazamiento de la vieja rectoría
los restos de los seres enterrados correspondientes a los espectros que se
manifestaban. Para ello utilizaron incluso perros de rastreo. Asimismo,
estudiaron la iglesia parroquial que está justo enfrente. Los fenómenos
parafónicos fueron constatados.
Encontraron un túnel subterráneo secreto,
construido con ladrillos Tudor utilizados en el siglo XIX. El túnel unía
la rectoría con la iglesia parroquial, y era la misma galería que buscara Price.
Por los descubrimientos efectuados se deduce que en 1869 el reverendo Herry Bull
hizo construir la rectoría encima de las ruinas de otro edificio muy antiguo,
seguramente un convento. El túnel hallado era el que servía de escape a las
religiosas en caso de peligro.
Price dentro del túnel. |
La historia no acabó aquí. En 1956, tres prestigiosos científicos investigadores de la SPR, Dingwall, Goldney y Hall, revisaron los hechos de la rector Borley y publicaron sus conclusiones. Era análisis severo de todos los fenómenos y circunstancias ocurridos en la rectoría. Llegaron a la conclusión de que muchos de los fenómenos acústicos producidos en el lugar podrían corresponder a las características de la edificación construida sobre conductos subterráneos.
En cuanto al resto de los fenómenos, sentenciaron
que seguramente eran producidos por Marianne Foyster, la joven que quería
marcharse del lugar y estaba sometida a un estado de tensión psiconerviosa que
se manifestó de forma extranormal. No descartaron que pudiera haber hecho
simulaciones que engañaran al propio Price.
Las apariciones espectrales fueron consideradas visiones psicológicas
extrasensoriales, condicionadas por las leyendas de los acontecimientos
espectrales compuestas por el elemento energético psíquico.
Famosa foto tomada en la parte posterior de la casa de lo que parece ser un monje en 1920. |
Cuarto de dibujo en la rectoría Borley. |
Rectoría Borley por dentro. |
Hall de entrada en la rectoría Borley. |
Curiosidad: todos los 28 de Julio la gente acude a presenciar el famoso Nun´s Walk (caminata de monja).
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