sábado, 28 de enero de 2012

Casa "La Moira"

La Moira

La historia habla de un personaje llamado Víctor Moira, quien construye una casa y al terminarla, hace una fiesta, brinda con el mar; pero una ola se lleva la construcción y él se ahoga...


 
Marco era apenas un niño de 8 ó 9 años de edad cuando, incitado por sus compañeros de orfanato, se atrevió a entrar solo a la Moira, "una antigua casa embrujada".
Tras ver y oír cosas extrañas en ella, el pequeño salió huyendo del lugar. Sin embargo, un par de años después, atraído por la curiosidad y la intriga que los sucesos de su primera visita le despertaron, regresó a la vieja casona, donde habría de encontrar su fatal destino...
Marco encontró la muerte, de manera trágica e inexplicable: la horca.
Con esa misteriosa historia de hace 30 años, los modernos visitantes de La Moira, que en un lenguaje antiguo significa "Destino", son atraídos a la vieja casa, donde sus anfitriones son cuatro estudiosos de lo paranormal y sobrenatural.
Convencidos de que, en palabras de Lovecraft, escritor norteamericano maestro del género fantástico, "la emoción más fuerte y primitiva que trae consigo el ser humano es el miedo y el miedo más fuerte y primitivo es el miedo a lo desconocido", Astyaro, Diorna, Wenceslao y Orgen La Vey organizan cada fin de semana, una vez que se ha ocultado el sol, sesiones en las que invocan al atormentado espíritu de Marco.


Ofrecido como "un recorrido asombroso y escalofriante, a través de una antigua casa cargada de fuerzas psíquicas en la que los visitantes experimentan fenómenos sobrenaturales", Distorsión Mental - como llaman a la visita guiada-, más que un espectáculo, es "una experiencia diferente" y enigmática.

A través de ella, los "especuladores" o visitantes se involucran e interactúan con la historia de Marco, participando en sesiones espiritistas, lectura del Tarot y juego de la Ouija, haciendo de la noche un vehículo para transportarse a una "realidad alterna". "Al principio, los invitados son ajenos a la historia y sólo la aprecian desde afuera. Conforme se van adentrando se convierten en parte de ella; se vuelven parte de la casa y la casa parte de ellos. Ésta los absorbe hasta el punto de no poder saber si alguna vez existieron afuera.
"El tiempo al interior de La Moira no tiene significado alguno, se atrasa, se adelanta, se detiene por completo. Es una realidad aparte, donde sucede lo inexplicable y lo sobrenatural", aseguran los anfitriones o guías la casa.

Lo Increíble

Quienes la visitan y se someten a las sesiones organizadas por el mentalista Astyaro, quien es el máximo anfitrión, podrán presenciar y atestiguar la breve y fugaz levitación de una silla con uno de los visitantes sentado.

 
También verán un foco que se llena de energía y explota en los dedos de Astyaro con sólo mirarlo fijamente, unas cartas que se barajan solas sin tocarlas, además sentirán la presencia del espíritu de Marco, manifestado en el ambiente.
Pero, si lo que los visitantes buscan son encuentros con manos peludas, susurros al oído, alaridos, mujeres vestidas de blanco que levitan sin mostrar los pies, apariciones repentinas, cadenas que se arrastran por el suelo o colmillos que destellan en la oscuridad, con música tétrica de fondo, lo mejor será retirarse del lugar.
De esta manera, La Moira, ubicada en la colonia San Miguel Chapultepec, es visitada lo mismo por crédulos que por escépticos, católicos, protestantes o ateos, movidos por las mismas sensaciones: la curiosidad y el morbo. Todos ellos deseosos de experimentar "algo diferente", dentro de una casa que no tienen más ambientación que una extensa variedad de dibujos extraños y alucinantes pintados en las paredes; velas regadas por doquier y una inmensa y permanente oscuridad que por ratos inquieta y desespera y que hace la experiencia más real.

Así es La Moira, una vieja casa en la cual, durante su primer visita hace muchos años, Marco vio a un niño de su misma edad que colgaba, ahorcado, del techo de una de las habitaciones de la planta alta. Lo vio en el mismo lugar en el que, años más tarde, el pequeño huérfano también encontraría su muerte y de la misma forma: con una soga atada al cuello...



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