Durante
38 años los carpinteros no pararon ni un día de construir la casa
Winchester, una casa llena de extrañas rarezas que van desde
escaleras que no suben a ningún piso a habitaciones secretas o
puertas detrás de las que sólo hay una pared o el vacío. La casa
es una especie de laberinto gigante construido con el objetivo de
confundir a los espíritus, los espíritus de los muertos con los
rifles que habían hecho rica a la familia de Sarah Winchester y que
estaba convencida vendrían a vengarse.
La historia de la Casa
Winchester comienza en setiembre de 1839 con el nacimiento de Sarah
en New Haven, Connecticut. Sarah nació en una familia acomodada y
cuando se hizo mayor fue muy bien recibida en la vida social de la
ciudad gracias a sus habilidades musicales, su dominio de los idiomas
y su encanto natural. Pese a no ser demasiado alta, su personalidad y
su hermosura la convirtieron en una chica popular.
Sarah Pardee. |
Mientras
Sarah se hacía mayor, en casa de otra prominente familia de New
Haven, los Winchester, el joven William hacía lo propio. Su padre,
Oliver, había sido fabricante de camisas, pero en 1857 adquirió la
compañía que fabricaba el Volcanic Repeater, un rifle de repetición
que mediante una palanca cargaba las balas en la recámara. Se
trataba de un avance respecto del resto de los rifles de la época,
pero Winchester todavía creía que se podía mejorar y en 1860
desarrolló el HenryRifle.
William Winchester. |
El rifle
tenía un cargador tubular debajo del cañón y se podía recargar
rápidamente, se decía que en manos expertas podía hacer un disparo
cada tres segundos, y se convirtió en primer rifle de repetición y
en el arma favorita de los ejércitos de la Unión durante la Guerra
Civil Americana. Los modelos posteriores serían muy populares en el
Oeste, lo que le serviría para ser reconocido como “el arma que
conquistó el Oeste” por la ventaja tecnológica que proporcionó a
los conquistadores estadounidenses respecto a los guerreros
nativos.
Esquema patentado Henry Rifle. |
"El rifle que conquistó el Oeste" de 1873. |
El
dinero empezó a llover y Oliver Winchester enseguida amasó una
fortuna gracias a los contratos con el ejército y las ventas a los
civiles, del modelo 1873 se fabricarían entre 1873 y 1919 más de
700.000 unidades. Oliver reorganizó la compañía y cambió su
nombre por el de Winchester Repeating Arms Company. La familia
prosperó y el 30 de setiembre de 1862, en pleno apogeo de la guerra,
el joven William y la “bella” Sarah se casaron.
Sarah & William. |
Cuatro años más
tarde, el 15 de julio de 1866, Sarah dio a luz a una niña, Annie. La
felicidad duró poco, justo unos días después, el 24 del mismo mes,
Annie murió de marasmo
(es un tipo de desnutrición
energética por defecto, acompañada de flaqueza exagerada, resultado
de un déficit calórico total). Fue un golpe durísimo para Sarah,
que quedó destrozada y se encerró en sí misma. Sarah necesitó
casi una década para superar la tragedia. Fueron unos años muy
duros en los que estuvo al borde de la locura. Pero cuando Sarah
había conseguido volver a su hogar con su familia la tragedia la
volvió a golpear. Su marido William, entonces el heredero del
imperio Winchester, murió de tuberculosis el día 7 de marzo de
1881.
Sarah heredó más de 20 millones de dólares, además de la
mitad de la Winchester Repeating Arms Company, lo cual representaba
unos ingresos diarios de unos 1.000 dólares, lo que equivaldría a
unos 21.000 actuales. Sin embargo, todo este dinero no podía hacer
nada para aliviar su dolor. Sarah estaba otra vez profundamente
afligida no sólo por su marido, sino también por el recuerdo de la
pequeña Annie. Poco después, y aconsejada por un amigo, Sarah buscó
respuestas a través de una médium. “Tu marido está aquí”, le
dijo la médium describiéndolo. “Dice que hay una maldición sobre
vuestra familia, que se llevó la vida de vuestro hija y la suya.
Pronto se llevará la tuya también. Es una maldición provocada por
la terrible arma creada por la familia Winchester. Miles de personas
han muerto por culpa suya y sus espíritus ahora buscan
venganza”.
Sarah tenía que vender sus propiedades en New Haven
y poner rumbo al oeste. Según parece, la misma médium le dijo que
su marido la guiaría y cuando encontrara un nuevo hogar, ella lo
reconocería. “Debes empezar una nueva vida y construir un hogar
para ti y para los espíritus de los caídos también. Nunca pares la
construcción de esa casa. Si continuas construyendo, vivirás. Para
y morirás”.
Escalera al techo. |
Escaleras construídas en forma circular. |
Dormitorio. |
Sala con piano. |
Los años pasaban,
las obras continuaban y la casa no paraba de crecer, en 1906 ya tenía
7 plantas. Sarah continuaba viviendo en ella entregada a su
expansión. Su vida era melancólica, acompañada sólo por el
servicio, su cuadrilla de trabajadores incansables y, por supuesto,
los espíritus. Se cuenta que las noches que no podía dormir, Sarah
tocaba su gran piano hasta altas horas de la madrugada.
La mayor tragedia que sufrió la casa ocurrió durante el Gran Terremoto de San Francisco, en 1906. Varias partes de la mansión quedaron en ruinas y las tres plantas superiores, que no volverían a ser reconstruidas, se derrumbaron sobre el jardín. La chimenea de la habitación donde dormía Sarah también se derrumbó y quedó atrapada durante unas horas en el cuarto.
El terremoto no hizo más que acrecentar los temores de Sarah. Estaba convencida que había sido causado por los espíritus enfurecidos porque ella había casi acabado la casa. Para evitar que esto volviera a suceder, Sarah ordenó a los trabajadores que cerraran con tablas las treinta habitaciones de la parte delantera, que estaban casi acabadas, de manera que la construcción jamás pudiera ser completada y, de paso, encerrar para siempre los espíritus que se podían haber quedado atrapados bajo sus ruinas.
Los meses después del terremoto, los trabajadores se esforzaron en reparar los daños, aunque la estructura de la mansión resistió mejor que la mayoría de edificios de la zona. Aparte de la pérdida de los pisos superiores, la mansión perdió varias cúpulas y torres. Superado el incidente, la expansión de la casa volvió a comenzar. El número de habitaciones se incrementó de 15 a 20 y después hasta 25. Se instalaron chimeneas por todos los sitios, en total 47, aunque extrañamente, muchas de ellas no servían para nada. Algunos creen que la obsesión por las chimeneas se debía a que en las historias antiguas los fantasmas parece gustarles aparecer y desparecer a través de ellas.
También parece que Sarah tenía una cierta fijación con el número “13”. El “13” se repetía en el número de cúpulas del invernadero, el número de paneles de cristal de las ventanas o el de las paredes de madera. Los tramos de muchas escaleras eran de 13 escalones o el número decandelabros en algunas habitaciones, que volvía a ser 13. Probablemente sólo otra superstición más de las que dominaban a Sarah.
El
4 de setiembre de 1922, después de una sesión de espiritismo, en la
habitación dedicada, Sarah se retiró a su habitación. En algún
momento de la madrugada, murió mientras dormía a la edad de 83
años. Dejó toda sus posesiones a su sobrina, Frances Marriot, que
ya gestionaba sus negocios desde hacía tiempo. Aunque pocos lo
sabían, para entonces la fortuna Winchester había menguado de forma
considerable. Un rumor afirmaba que en algún lugar de la casa había
una caja fuerte que escondía una fortuna en joyas y la cubertería
de oro macizo con la que Sarah entretenía a sus fantasmagóricos
invitados. Sus familiares abrieron algunas de las cajas fuertes
(algunas triples, es decir, un caja dentro de otra caja dentro de
otra caja), pero sólo encontraron cosas sin valor y recuerdos
personales.
Los muebles, los objetos personales y los materiales extra de construcción y decoración se quitaron de la casa y fue vendida a un grupo de inversores que planeaban convertirla en una atracción turística. Los primeros en visitar la casa quedaron sorprendidos, se cuenta que resultó difícil determinar el número total de habitaciones, en torno a las 160, puertas también había muchas, 467. Se cuenta que los trabajadores encargados de retirar los muebles se perdían en el laberinto que formaban las habitaciones y tardaron seis semanas en sacarlos todos.
Los muebles, los objetos personales y los materiales extra de construcción y decoración se quitaron de la casa y fue vendida a un grupo de inversores que planeaban convertirla en una atracción turística. Los primeros en visitar la casa quedaron sorprendidos, se cuenta que resultó difícil determinar el número total de habitaciones, en torno a las 160, puertas también había muchas, 467. Se cuenta que los trabajadores encargados de retirar los muebles se perdían en el laberinto que formaban las habitaciones y tardaron seis semanas en sacarlos todos.
La casa Winchester hoy. |
Hoy en día,
la casa ha sido declarada “Historical Landmark” por el gobierno
de California. Algunos todavía creen que en ella moran unos cuantos
fantasmas. Expertos en lo paranormal que han acudido a la casa han
salido, o eso dicen, convencidos de que es así. Los hay que han
visto luces extrañas o los que han oído ruidos sospechosos. Según
una espiritista local, uno de sus causantes es Clyde, el espíritu
que daba instrucciones a Sarah cada noche durante sus sesiones de
espiritismo para continuar las obras al día siguiente. Sarah le
pidió que se quedara para cuidar de la casa y Clyde aceptó.
Contento con su promesa, Clyde vuelve de tanto en tanto para recordar
los tiempos felices junto a Sarah y la maravillosa música de su
piano.
Personalmente esto me recuerda la magistral obra del genial Stephen King, La casa de la Rosa Roja o Rose Red...
mi favorita ever!!!!!!!! jaja, saludos! muuuuuuuuuuuuy bueno ;)
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