viernes, 23 de enero de 2015

El misterio de la Cripta Chase

 
 
 
Esta historia tiene como protagonista principal a la tumba del Panteón Chase, esta tumba es una cripta de gran tamaño, construida en parte sobre la superficie y en parte bajo tierra y aunque en los registros de la iglesia se hace referencia a la tumba como la cripta Chase, en ella fueron sepultadas otras personas que no pertenecían a ésta familia.


Se construyó hacia el año 1742 por indicación de la familia Walrond, aunque ellos nunca llegaron a utilizarla y algunos años más tarde fue vendida a otra familia de apellido Elliot, pero al poco tiempo fue vendido por los Elliot a la familia Chase; que era considerada por muchos vecinos del lugar como una familia agresiva y violenta. El 31 de julio de 1807 el mausoleo recibió su primer ocupante, los restos de una mujer llamada Thomasina Goddard, pariente de los dueños del mausoleo fue enterrada allí en simple cajón de madera que colocaron en los anaqueles superiores de la cripta

 
Al año siguiente, fue enterrada una pequeña de dos años cuyo nombre era Mary Anne Chase en un pesado y sólido ataúd de Plomo. El 6 de julio de 1812, llegó Dorcas, una hermana mayor de Mary Anne, cuya muerte dio origen a algunas murmuraciones. Algunos comentarios indicaban que el tiránico padre de la chica la había atormentado hasta la desesperación, y que ella se había quitado la vida rehusando todo alimento. 



El cuerpo de la joven estaba en otro ataúd de plomo y era trasladado por esclavos que mientras descendían por la escalera que conducía al interior de la cripta descubrieron con horror como el cajón de la joven Mary Ann había sido corrido hacia el otro extremo del cuarto y estaba cabeza abajo. Los hombres huyeron despavoridos del lugar aseverando que el hecho era obra de espíritus malignos.



El coronel Chase obligó a otros subordinados que acomodaran el ataúd descolocado y ubicaran el nuevo en el sitio que le correspondía mientras acusaba a bandidos esclavos por lo acontecido.



Cuatro semanas después la tumba tuvo que abrirse otra vez para recibir el cuerpo del jefe de la familia Chase, el honorable Thomas Chase, quien era, según la opinión general, uno de los hombres más odiados de la isla. Y conforme la luz de la lámpara fue iluminando la cámara, se hizo claro que algo extraño había ocurrido en el lugar. Los cajones no se encontraban en sus posiciones originales. El de la infante Chase había sido arrojado, con la cabeza hacia abajo, a la esquina opuesta, en tanto que el de la señora Goddard se encontraba sobre un costado, contra la pared.
 

Los ataúdes fueron colocados nuevamente, con todo respeto, en orden; se añadió el de Thomas Chase a la hilera y se cerró una vez más la cripta.
 
 
 

Desde ese momento pasaron cuatro años hasta que el 25 de septiembre de 1816, la lúgubre losa de mármol en la entrada del sepulcro se alzó hacia un lado para dar entrada a otro niño. Samuel Brewster Ames había muerto a la edad de once meses. Al entrar el grupo acompañante de dolientes a la cámara, clavaron la vista y se quedaron horrorizados. Los féretros habían sido profanados nuevamente. Los cuatro cajones yacían volcados en salvaje desorden.

 

Los extraños acontecimientos fueron informados al gobernador de la isla Lord Combermere el que al comprobar con sus propios ojos lo ocurrido ordenó que se cubriera el piso del panteón con arena fina con el fin de que quien entrase para cometer su fechoría dejara marcadas las huellas a la vez dejó esparcidos por el lugar varios objetos de gran valor. Hizo cambiar además la vieja cerradura e indicó que sellaran la puerta de hierro con yeso y piedras. El gobernador plasmó su anillo en el cemento fresco a modo de sello de seguridad.

 

Sin embargo ésta seguridad no esclarecía los misteriosos hechos ocurridos ya que el cajón de la señora Goddard era una endeble caja de madera, fácil de mover. Pero el ataúd del señor Chase era tremendamente pesado. Estaba construido por un armazón interior de madera; la caja exterior estaba hecha de plomo. Con Chase dentro del féretro (un hombre gigantesco, que pesaba alrededor de 118 kilos) habían sido necesarias ocho personas para poner el ataúd en su sitio. Ahora se encontraba sobre un costado, varios metros hacia la izquierda del sitio donde había sido colocado. ¿Cómo habían podido los vándalos, cuando menos ocho de ellos, penetrar en la tumba y realizar su trabajo sin que se les hubiera visto?

 
 
En 1820 deciden abrir nuevamente el sitio y el gobernador de la isla acompañado de su secretario, Nathan Lucas y el reverendo Thomas Orderson entre otros presentes decidieron estar presentes.

 

La parte exterior del mausoleo estaba tal cual la habían dejado, sin señales de forcejeo ni alteración alguna en el sello del anillo, pero al derrumbar el cemento exterior descubrieron que había un féretro roto y que un hueso se asomaba por la rajadura, era el de Dorcas Chase. El de Mary Ann estaba apoyado cabeza abajo en el muro opuesto a la puerta, los 2 restantes desordenados por el suelo.

 

Por otro lado la arena estaba intacta y los objetos de valor estaban donde se los había dejado, nada parecía aseverar que la cripta se habría inundado o movido por un temblor ni que persona alguna pudiese haber entrado y además movilizado los pesados ataúdes. El secretario del gobernador tomó nota de la posición que tenían los féretros al momento de abrir el lugar.
 

 
Esta vez el reverendo Thomas Orderson, rector de la Iglesia de Cristo, junto con un magistrado y otros dos hombres, realizaron un registro minucioso de la cripta. Examinaron los muros y el techo abovedado en busca de humedad y encontraron el interior completamente seco. Escudriñaron el piso en busca de grietas y lo encontraron sólido. No había nada que ellos pudieran hacer, excepto supervisar la labor de colocar los féretros, una vez más, en el orden prescrito.

 
 
En cuestión de semanas, todos los habitantes de Barbados y de las Indias Occidentales británicas se habían enterado de los sucesos acaecidos en la Iglesia de Cristo. Multitudes de curiosos se dirigían al cementerio, para después agolparse alrededor de la cripta, e irritaban al reverendo Orderson con preguntas que él no podía responder.

 

Los curiosos tuvieron que esperar casi tres años antes de que se llevara al cabo la siguiente inhumación. El 17 de julio de 1819 el ataúd de madera de la señora Thomasina Clarke fue preparado para su sitio de descanso dentro de esa cámara de inquietud. No había ninguna duda acerca de la importancia de la ocasión. Aunque la señora Clarke había sido una persona de poca importancia mientras vivió, sus restos se vieron acompañados de la presencia del gobernador de Barbados, lord Combermere, los edecanes de éste, el comandante de la guarnición y por la mayor parte del clero de la isla, y por cientos de espectadores.

 

El cemento que sostenía la puerta en su sitio se encontraba sólido y sin tocar: algo del interior parecía estar resistiendo, algo pesado e inerte. Cuando la losa fue movida, se hizo claro de qué se trataba: el féretro del difunto Chase estaba atrancado firmemente contra la puerta de entrada, casi a dos metros de distancia del sitio donde había sido colocado.

 

Los otros ataúdes estaban dispersos. Los de los niños, que se habían colocado sobre los más grandes, yacían ahora sobre el piso de piedra. Únicamente la caja de madera de la señora Goddard se encontraba en el sitio donde había sido colocada.

 

A causa de los hechos inexplicables el gobernador hizo que el mausoleo se vaciara y trasladaran los cuerpos a otro nicho. Actualmente el panteón se encuentra abierto al público y puede acceder todo curioso que desee ver el sitio donde acontecieron los extraños sucesos siglos atrás.

 
 
Entrada a la cripta de la familia Chase vista desde adentro.
 

 

La Luna: fases, mitos y verdades

Conozcamos un poco acerca de las fases lunares.
 
 
 
 
La Luna Nueva o novilunio es cuando la Luna está entre la Tierra y el Sol y por lo tanto no la vemos.
 
En el Cuarto Creciente, la Luna, la Tierra y el Sol forman un ángulo recto, por lo que se puede observar en el cielo la mitad de la Luna, en su período de crecimiento.
 
La Luna Llena o plenilunio ocurre cuando La Tierra se ubica entre el Sol y la Luna; ésta recibe los rayos del sol en su cara visible, por lo tanto, se ve completa.
 
Finalmente, en el Cuarto Menguante los tres cuerpos vuelven a formar ángulo recto, por lo que se puede observar en el cielo la otra mitad de la cara lunar.
 
Las fases de la luna son las diferentes iluminaciones que presenta nuestro satélite en el curso de un mes.
 
La órbita de la tierra forma un ángulo de 5º con la órbita de la luna, de manera que cuando la luna se encuentra entre el sol y la tierra, uno de sus hemisferios, el que nosotros vemos, queda en la zona oscura, y por lo tanto, queda invisible a nuestra vista: a esto le llamamos luna nueva o novilunio.
 
A medida que la luna sigue su movimiento de traslación, va creciendo la superficie iluminada visible desde la tierra, hasta que una semana más tarde llega a mostrarnos la mitad de su hemisferio iluminado; es el llamado cuarto creciente.
 
Una semana más tarde percibimos todo el hemisferio iluminado: es la llamada luna llena o plenilunio.
 
A la semana siguiente, la superficie iluminada empieza a decrecer o menguar, hasta llegar a la mitad: es el cuarto menguante.
 
Al final de la cuarta semana llega a su posición inicial y desaparece completamente de nuestra vista, para recomenzar un nuevo ciclo.
 

 
Y ahora continuemos con algunos estudios que se hicieron sobre ella.
 
 
La vieja y conocida expresión “se despertó alunado” podría dejar de ser parte de la simple sabiduría popular para convertirse en argumento con rigor científico.
 
La ciencia descubrió que la luna llena afecta el comportamiento de los seres vivos. Los lobos aúllan más, a los búhos les brilla más el plumaje y las sapos se reúnen para procrear. A los humanos les cambia el humor y están más expuestos a un accidente. A esa conclusión llegó un estudio de la Escuela de Graduados de Medicina de la Universidad de Kyoto, en Japón. Y la investigación ya levantó polémica, porque se basa en “la influencia del magnetismo y la luz que tendría esa fase”.
 
La luna ha fascinado desde siempre. A su influencia sobre las mareas y los animales que la habitan, ahora los expertos pusieron bajo la lupa una de sus fases, la más luminosa y sobre la que se tejieron innumerables leyendas.
 
La luz que brinda la luna llena es unas 12 ó 16 veces más intensa que en otras noches. No sólo a la intensidad de la luz le adjudican el cambio.
 
“Los animales reaccionan ante la luna llena debido a los cambios geomagnéticos y electromagnéticos”, justifican los investigadores japoneses.
 
“No hay motivos físicos para relacionar la fase de luna llena con cambios en el comportamiento de los seres vivos. La única influencia de la luna sobre la Tierr es la gravitatoria que modifica las mareas. Por lo demás, la luna es bonita y está para contemplarla”, desestimó Roberto Venero, astrónomo de la Universidad de La Plata. En los seres humanos, el estudio indica que perturba la producción nocturna de melatonina. La melatonina ayuda a regular otras hormonas y mantiene el ritmo circadiano, es decir, el reloj interno de 24 horas del cuerpo. Y es inductor del sueño.
 
 
Con el plenilunio, la duración del sueño es 19 minutos menor que con la luna nueva: pasa de 6 horas 41 minutos a siete horas. Los expertos demostraron que en los días con Luna Llena se tarda cinco minutos más de lo habitual en conciliar el sueño. Según los autores del estudio, esto explicaría por qué durante la luna llena aumenta un 3,6% la cantidad de consultas médicas. “La razón es que las personas están predispuestas a salir las noches de buena luz y por lo tanto hay más probabilidades de sufrir un accidente”, justifican. Y la luna llena también incide en el mal humor y la depresión por la “falta de descanso”, sostienen.
 
Durante cuatro años, estos investigadores analizaron en un laboratorio el sueño de 33 voluntarios, todos los cuales estaban sanos, dormían bien habitualmente y no tomaron ninguna droga o medicamento. Mientras los participantes dormían, los científicos monitorearon sus patrones cerebrales y sus movimientos oculares y también midieron sus secreciones hormonales. Los datos del estudio revelaron que tanto la percepción subjetiva como objetiva de la calidad del sueño varió con los ciclos lunares.
 
Según este estudio, en los días de la luna llena la actividad cerebral de los voluntarios en las áreas relacionadas con el sueño profundo disminuyó en un 30%: tardaron cinco minutos más que lo habitual en conciliar el sueño y, en general, durmieron cerca de 20 minutos menos. Todo esto, se apuntó, debido a que las personas analizadas tuvieron menores niveles de melatonina endógena, una hormona que regula los ciclos de sueño y vigilia, según ese estudio que señala que “esta es la primera evidencia fiable de que el ritmo lunar puede modular la estructura del sueño en los seres humanos”.
 

Un estudio dado a conocer en la revista científica General Hospital Psychiatry desmiente el mito popular de que las fases de la luna afectan a nuestro estado psicológico. Los investigadores usaron calendarios lunares y los contrastaron con visitas a distintos hospitales canadienses de personas que sufrían ataques de pánico, ansiedad, trastornos del estado de animo y pensamientos suicidas. Los datos revelaron que no había ninguna relación entre las patologías y si la luna en el momento del ingreso estaba en cuarto creciente, en cuarto menguante o en fase de luna llena.

Los resultados contradicen las creencias populares. De hecho, los investigadores aseguran que el 80% de los enfermeros y enfermeras, así como el 64% de los médicos, consideran que los ciclos lunares afectan a la salud de los pacientes.
 
 
 
EFECTO TRANSILVANIA
 
El efecto lunar, también conocido como el ‘Efecto Transilvania’, ha sido durante mucho tiempo una fuente de fascinación e inspiración literaria.
 
“Sucede que hasta ahora no hemos tenido una prueba contundente de que las fases lunares pueden afectar de manera directa el comportamiento”, explica el psiquiatra local Marcial Lermes, al tanto de otra investigación reciente de la Universidad de Kyoto, en Japón, que indica que la actividad geomagnética se reduce en un 4% en los siete días previos a la luna llena y se incrementa en una cantidad similar después de dicha fase lunar.
 
“Este trabajo probaría que las fases lunares tienen influencia directa sobre la producción nocturna de melatonina en la glándula pineal”, dice Lermes. La melatonina, se explica, es una hormona que se encuentra en forma natural en el cuerpo y ayuda a regular otras hormonas. Su papel principal es regular los ciclos día-noche o ciclos sueño-vigilia en el organismo y su  déficit suele ir acompañado de efectos psíquicos, como el insomnio o la depresión.
 
“Lo interesante de estos trabajos es que aportan más pruebas sobre algo de lo que se tenía sospecha -dice Lermes-: que la luna llena dificulta nuestro descanso, y que esto se debe básicamente a la producción de melatonina, una neurohormona relacionada con los ritmos biológicos”.
 
Pero esta no es la única prueba conocida en los últimos días: en la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, investigaron recientemente la relación entre las fases lunares y los rendimientos del mercado de valores de 48 países, y encontraron que los rendimientos de las acciones son más bajos en los días que están alrededor de una luna llena, comparados con los días situados alrededor de una luna nueva.
 
Los datos de la Universidad de Michigan muestran que el efecto lunar no se explica por los anuncios de los indicadores macroeconómicos, ni está impulsado por grandes crisis mundiales, y es independiente de otras anomalías relacionadas con el calendario.
 
“Dada la extensa documentación de la correlación entre las fases lunares y los sentimientos, pensamientos y comportamientos humanos, más específicamente, entre los períodos de luna llena y la falta de sueño, el estado de ánimo deprimido y los eventos suicidas, la hipótesis de este estudio es que los inversores pueden valorar los activos financieros menos durante los períodos de luna llena que durante otras fases lunares, debido a los cambios en el estado de ánimo”, señalan los investigadores en su estudio.
 
 
 
 
 
 
 

domingo, 18 de enero de 2015

Los ataúdes colgantes en Sagada, Filipinas

  
 

  
Al sudeste de Asia se halla la República de Filipinas, llamada así en honor al rey Felipe II de España, única nación hispánica de toda Asia que estuvo colonizada durante cuatro siglos por españoles. En este lugar veremos uno de los cementerios más impactantes e inusuales de todo el mundo, donde se encuentran los ataúdes colgantes de Sagada.  
 

Desde la capital de Filipinas, Manila, el viaje de 420 kilómetros en autobús lleva 12 horas; desde Vigán, en el oeste, se puede cubrir en nueve o diez horas la distancia de unos 250 kilómetros. Las carreteras de montaña son empinadas, angostas y muchas veces no están asfaltadas. No obstante, el viaje aventurero a través de pasos de montaña, bosques, gargantas y cascadas vale la pena.

Junto a las entradas a las cuevas, cerca de la pequeña ciudad de Sagada, hay ataúdes de madera apilados. Encima de varios de ellos hay calaveras. A través de la madera podrida asoman esqueletos. También hay ataúdes colgados en lo alto de un acantilado. El pueblo montañés de los igorotes creía que las almas de los muertos se asfixian bajo tierra, y muchos de ellos todavía lo creen. Los familiares de los fallecidos esperan antes de colgarlos en sus ataúdes, a que el cadáver emane fluidos, ya que creen que éstos contienen el talento y la suerte de la persona fallecida.
 

Actualmente, sin embargo, los muertos también yacen en un cementerio común y corriente, situado cerca de la escuela y la iglesia. Las excursiones hacia el cementerio colgante y las cascadas pasan por tupidos bosques con altos helechos, raíces aéreas y heliconias, y junto a pendientes con pequeñas terrazas de arroz.
 
 

 

sábado, 17 de enero de 2015

102 años de misterio: los crímenes de Villisca.

 
 
 
 
 
Familia Moore.
La familia Moore, compuesta por el padre, Josiah (43 años), Sarah (39 años), y sus cuatro hijos: Herman (11 años), Katherine (10 años), Boyd (7 años) y Paul (5 años). Los Moore eran una familia acomodada, muy conocidos y queridos en Villisca.
El 9 de junio de 1912, Katherine Moore invitó Ina (8 años) y Lena (12 años) Stillinger a pasar la noche en su casa. Esa noche, las chicas que se iban a hospedar con la familia Moore acudieron a la iglesia presbiteriana donde participaron en el programa del Día del Niño que Sarah Moore había coordinado. Después que el programa terminara a las 9:30 pm, los Moore y las hermanas Stillinger caminaron hasta la casa de los Moore, llegando a las 09:45-10 pm.
 
 
 

Hacha hallada en el lugar del crimen.
 
A las 7 am del día siguiente, Mary Peckham, vecina de los Moore, empezó a preocuparse después de darse cuenta de que la familia Moore no había realizado las tareas matutinas. Peckham llamó a la puerta de los Moore, pero nadie respondió. Trató de abrir la puerta y descubrió que estaba cerrada con llave, asique llamó a Ross Moore, hermano de Josiah. Mary Peckham y Ross Moore, que tenía la llave de la casa, entraron y fueron directo hasta el dormitorio donde dormían Ina y Lena Stillinger. Allí las encontraron, en la cama, con la cabeza partida a causa del un golpe de hacha. Moore inmediatamente llamó a Hank Horton, el jefe de la policía de Villisca, que llegó poco después. Registró la casa y el resultado fue ver a toda la familia Moore y a las dos niñas Stillinger muertos. El arma homicida, un hacha perteneciente a Josiah, fue encontrada en el cuarto de huéspedes, donde se encontraban las hermanas Stillinger.
 
Los médicos llegaron a la conclusión que los asesinatos habían tenido lugar poco después de la medianoche. El o los perpetradores, comenzaron en el dormitorio principal, donde Josiah y Sarah Moore estaban dormidos. Josiah recibió más golpes de hacha que el resto; su rostro tenía tantos golpes que sus ojos habían desaparecido. A continuación, el asesino entró en las habitaciones de los niños y golpeó a Herman, Katherine, Boyd y Paul en la cabeza de la misma manera que sus padres. Después, se dirigió a la planta baja, al dormitorio de invitados y mató a Ina y Lena. Un dato curioso fue que tras acabar la masacre, cubrió todos los espejos de la casa, tapó las ventanas con las cortinas, y en las que no había las cubrió con trapos para que nadie descubriera nada desde el exterior y hasta cubrió con paños el rostro de cada una de sus víctimas antes de dejar la escena del crimen, dejando el hacha en el último dormitorio. Cuando se marchó de allí cerró la puerta de calle con la llave de la casa, y la hizo desaparecer.
 
 
 
Lena e Ina Stillinger.
 
 
 
 
 
Los investigadores creen que todas las víctimas, excepto Lena Stillinger, estaban durmiendo en el momento del ataque. Los investigadores también creen que Lena intentó defenderse ya que se encontraba tumbada transversalmente en la cama y tenía una herida defensiva en el brazo. Además, encontraron que el camisón de Lena se hallaba subido hasta la cintura y sin ropa interior, lo que llevó a la especulación que el asesino abusó de ella o al menos lo intentó.
 
 
 
 
 
Investigación
 
A lo largo de la investigación, surgieron muchos sospechosos posibles, incluyendo el reverendo George Kelly, Frank F. Jones, William Mansfield, Loving Mitchell y Henry Lee Moore. George Kelly fue juzgado dos veces por el asesinato. En la primera ocasión concluyó con el desacuerdo del jurado, mientras que el segundo juicio terminó en un veredicto de no culpable. Otros sospechosos en la investigación también fueron exonerados.

 
 
Andrew Sawyer
 
De acuerdo con Thomas Dyer de Burlington, Iowa, un capataz de puente y martinete para el ferrocarril Burlington SA (Andy Sawyer) se acercó a su equipo en Creston a las 6:00 am de la mañana, hora aproximada en que fueron descubiertos los cuerpos. El Sr. Sawyer iba bien afeitado y vestido con un traje marrón cuando llegó. Sus zapatos estaban cubiertos de lodo y sus pantalones mojados casi hasta las rodillas. Preguntó por un empleo y el Sr. Dyer necesitaba un hombre extra por lo que le dio un puesto de trabajo en el lugar.
El Sr. Dyer declaró después de esa noche que Sawyer compró un periódico. Este publicaba en la portada los asesinatos de Villisca y según Dyer, Sawyer "estaba muy interesado en el artículo". Los compañeros de Dyer se quejaban de que Sawyer dormía con la ropa puesta y que estaba ansioso por estar solo. También estaban incómodos con que Sawyer se acostaba con su hacha y que a menudo hablaba de los asesinatos en Villisca y de si el asesino había sido ya detenido.
 
Aparentemente Sawyer le contó que había estado en Villisca la noche del domingo y había oído hablar de los asesinatos y tenía miedo de que le pudieran considerar sospechoso, por eso se fue y se presentó en Creston. Dyer sospechó de él y lo entregó al alguacil el 18 de junio de 1912.
 
Antes que llegara el sheriff, Dyer declaró que caminaba detrás de Sawyer y él se frotaba la cabeza con ambas manos, de repente se levantó y dijo para sí: "Voy a cortar la maldición de Dios", a la vez que hacía movimientos con el hacha.
 
Dyer Jr. también declaró que un día en el que el equipo atravesaba Villisca, Sawyer le dijo que le iba a mostrar por donde el hombre que mató a la familia de Moore salió de la ciudad. Dijo que el hombre que cometió los asesinatos saltó sobre una caja de estiércol, que señaló a una manzana y media, y luego le mostró donde cruzó la vía del tren, cuya tierra estaba cubierta de huellas. Sawyer, sin embargo, fue descartado como sospechoso en el caso, cuando se descubrió que era capaz de demostrar que había estado en Osceola la noche de los asesinatos. Había sido arrestado por vagancia y el sheriff de Osceola recuerda haberlo dejado en un tren aproximadamente a las 23 hs.
 
 
 
 
 
Reverendo George Kelly


El reverendo Kelly, sobre quien se decía que estaba un poco desequilibrado (y hasta corrían rumores de pedofilia), era un ministro viajante que pasó a ser profesor en los servicios del Día del Niño, el 9 de junio, donde la familia Moore asistió a la iglesia. Él y su esposa salieron de la ciudad temprano el 10 de junio, el día en que los cuerpos fueron descubiertos.
 
 

Rev. George Kelly.
 
 

 
Frank F. Jones
 
Frank Jones.
Jones era un residente de Villisca. Josiah Moore había trabajado para Frank Jones en su tienda durante muchos años antes de abrir la suya propia. Se dice que Moore le quitó el negocio a Jones, abriendo un muy exitoso concesionario John Deere. También se rumorea que Moore tuvo un romance con la hija de Frank Jones, aunque no hay evidencia.
 
 
 
 
 
William Mansfield
 
Otra teoría era que Frank F. Jones contrató a William "Blackie"
William Mansfield.
Mansfield para que asesinara a la familia Moore. Se cree que Mansfield era un asesino en serie (mató a su esposa y a su propio hijo con un hacha dos años después de los crímenes Villisca), y también que ha cometido los asesinatos con hacha en Paola, Kansas, cuatro días antes de los crímenes Villisca, cometiendo el doble homicidio de Jennie Miller y Jennie Peterson, en Colorado. La ubicación de estos delitos eran accesibles en tren, y todos los asesinatos se llevaron a cabo exactamente de la misma manera.
 
 
Sin embargo, Mansfield fue puesto en libertad después que un gran jurado especial del condado de Montgomery se negara a acusarlo. Nueve meses antes de los asesinatos en Villisca, otro caso similar de asesinato con hacha ocurrieron en Colorado Springs, Colorado y otros dos nuevos casos en Ellsworth y en Paola, Kansas. Los casos eran tan similares que la posibilidad de que todos fueron cometidos por la misma persona era imposible de descartar. Otros asesinatos mencionados por ser "vinculados" a estos crímenes incluyen los numerosos asesinatos de hacha sin resolver a lo largo del ferrocarril pacífico meridional desde 1911-1912 y también en Nueva Orleans para esas fechas.
 
 
Víctimas en Paola, Kansas.
 Mansfield fue también el principal sospechoso de la Agencia de Detectives de Kansas, siendo el detective James Newton Wilkerson quien planteó la teoría que era un adicto de cocaína y un asesino en serie. Wilkerson también creía que Mansfield fue el responsable de los asesinatos de su mujer, su hijo y de sus suegros en Blue Island, Illinois, el 5 de julio de 1914 (dos años después de los asesinatos Villisca), los asesinatos cometidos en Paola y los asesinatos de Jennie Peterson y Jennie Miller en Aurora, Colorado, todos con un hacha.
 
 
 
 
Víctimas en Colorado.
Según la investigación de Wilkerson, todos los asesinatos fueron cometidos precisamente de la misma manera. Wilkerson dijo que podía probar que Mansfield estaba presente en cada uno de estos lugares la noche de los asesinatos. En cada caso, las víctimas fueron asesinadas a machetazos con un hacha y los espejos en las casas estaban cubiertos. En todos el asesino evitó dejar huellas usando guantes, que Wilkerson creía era fuerte evidencia que el hombre era Mansfield, y que conocían sus huellas porque estaban en los archivos de la prisión militar federal en Leavenworth.
 
Wilkerson logró convencer al jurado para abrir una investigación en 1916 donde Mansfield fue arrestado y llevado al condado de Montgomery en Kansas. Los registros de nómina, sin embargo, presentaron una coartada que situaban a Mansfield en Illinois al momento de los asesinatos en Villisca. Fue puesto en libertad por falta de pruebas y más tarde ganó un pleito interpuesto contra Wilkerson y recibió $ 2,225. Wilkerson cree que la presión de Jones dio lugar no sólo en la liberación de Mansfield, sino también en la posterior detención y el juicio del reverendo Kelly. Sin embargo, un señor "RH Thorpe", un propietario de restaurantes en Shenandoah, identificó a Mansfield como el hombre que vio a la mañana siguiente de los asesinatos en Villisca a bordo de un tren en Clarinda. Por otra parte, se informó que una "Sra. Vina Thompkins", de Marshalltown, se dirigía a declarar cuando escuchó a tres hombres en el bosque planear el asesinato de la familia Moore poco antes de la matanza.
 

 
 
Henry Lee Moore
 
Henry L. Moore.
Hubo otro hombre que se cree que es el asesino del hacha: Henry Lee Moore. Se sospecha que también es un asesino en serie (por su apellido no estaba relacionado con la familia Moore), y que también fue condenado por el asesinato de su madre y abuela varios meses después los asesinatos en Villisca. Su arma preferida siempre fue un hacha. Antes y después de los asesinatos en Villisca, los asesinatos del hacha fueron muy similares a los antes mencionados y en todos los casos se vieron sorprendentes similitudes, lo que lleva a la posibilidad que los crímenes fueron cometidos por un asesino en serie con hacha y, al igual que "Blackie" Mansfield, Henry Moore también puede ser considerado como sospechoso en estos asesinatos, sin embargo, el caso sigue abierto.
 

 
 
Sam Moyer
 
En la investigación, se informó de que Sam Moyer (hermano de Josiah) a menudo amenazó con matarlo. Sin embargo, tras una investigación, la coartada de Moyer lo exoneró del crimen.
 
...

 
 
Hoy, la casa de la familia Moore en Villisca está abierta al público como Museo, con fotografías y toda la evidencia que se logró reunir en aquel entonces esperando ser descifrada... como si cien años más tarde, las almas que aún están atascadas allí, pidieran a gritos descansar en paz. 
 
 
 
 
 
 
 
 
La casa Moore, en Villisca, hoy es un museo.