martes, 14 de febrero de 2012

La actividad Poltergeist




CONSIDERACIONES CONCEPTUALES, FENOMENÓLOGICAS, PSICODINÁMICAS
Y REVISIÓN DE RECIENTES INVESTIGACIONES





Alejandro Parra




Resúmen.- En este artículo el autor plantea la fenomenología, psicodinámica y estudios recientes en torno a la actividad poltergeist.
El fenómeno parece estar ocasionado por la psicokinesis inconsciente de una persona (“epicentro”). Estos eventos se vienen reportando desde la antigüedad. Su fenomenología es descrita en términos de lanzamientos y desplazamientos de objetos, ruidos,
luces, apariciones y olores fétidos. Además, los poltergeists son capaces de interferir equipos electrónicos mientras que otros reportes incluyen lesiones somáticas. Una interpretación dinámica sugiere que algunos disturbios no son causados por espíritus sino por agentes humanos que sufren de intensa ira reprimida, hostilidad y tensión sexual. Las investigaciones de W.G.Roll y sus colegas han intentado probar una relación entre la disfunción psicológica y la actividad PKER; descubrió que el agente más frecuente era un niño o adolescente cuya PK involuntaria constituía una manera de expresar su hostilidad. Estos eventos parecen coincidir significativamente con un aumento en la actividad geomagnética, cambios térmicos, y alta concentración de iones en la atmósfera.
Estos aparatos permiten medir sus efectos, no su naturaleza. No debemos asumir que la actividad poltergeist es real o no, no obstante lo es para sus víctimas: Creencia paranormal, perturbaciones psicológicas, y “creer que es paranormal, lo que en realidad es normal” son tres posibles interpretaciones naturales de estos eventos. Sin embargo, también ocurren en personas psicológicamente ajustadas, por lo cual urge comprender que energías intervienen, dónde tienen su orígen y cómo utilizarlas. Un soporte terapéutico para que personas en crisis superen sus conflictos asociados a la actividad poltergeist también podría ser de valiosa ayuda.




INTRODUCCIÓN



Tradicionalmente, el así llamado fenómeno poltergeist ha estado asociado a espíritus inquietos o traviesos,
pero que a veces también se comportan agresivamente. La palabra “poltergeist” proviene del alemán polter, “golpear”,
y geist, “espíritu”. Algunos casos de poltergeists no han sido cabalmente explicados y podrían implicar la presencia de
inteligencias desencarnadas. En otros casos, el fenómeno parece ser ocasionado por la psicokinesis (PK) inconsciente de
una persona (Cassirer, 2001; Houran & Lange, 2001; Spencer & Spencer, 1997; Stander & Schmolling, 1997).
El fenómeno contiene una fenomenología típica descrita por varios autores de diversas maneras. Los más fre-
cuentes son lluvias de piedras, de polvo y de otros objetos pequeños; lanzamientos y desplazamientos de objetos
(incluyendo muebles pesados); ruidos intensos, luces, apariciones y olores fétidos. Los poltergeists son capaces de
interferir los teléfonos y otros equipos electrónicos, y de encender y apagar las luces y otros aparatos eléctricos.
Algunos sujetos victimizados por la actividad poltergeist reportan lesiones somáticas, tales como pellizcos, mordidas,
golpes y hasta agresiones sexuales a las personas que los
experimentan (Auerbach, 1987; Bayless, 1967; Carrington &
Fodor, 1951). La actividad de los poltergeists, por lo general, comienza y termina de manera abrupta. Un episodio típico
puede durar de varias horas a varios meses, e incluso se ha informado de algunos que se prolongaron durante varios
años. La actividad casi siempre ocurre de noche, cuando alguien está presente, generalmente en torno a un “agente,”
aquel que parece servir como foco o imán de la actividad. El agente es un factor en la mayoría de los casos, tanto de los
que parecen de etiología espírita como de los que pueden ser provocados por PK humana (Rogo, 1979, 1986; Roll,
1972). En el transcurso de los siglos, las descripciones de incidentes inexplicables en el mundo físico presentan una
uniformidad notable. Por los trabajos de G.N.M. Owen (1964), Thurston (1953), entre otros, se han observado
similitudes asombrosas a través de los siglos y en todos los países. Esto queda reflejado con claridad por dichos autores,
en
particular por Owen.
Desde la antiguedad se viene informando en todo el mundo de disturbios provocados por la actividad
poltergeist (Bozzano, 1925; Flammarion, 1952; Thurston, 1953). Sin embargo, a fines del siglo XIX, la investigación de
los fenómenos psíquicos permitió estudiar más críticamente el fenómeno. Entre los primeros investigadores se contaban
los fundadores de la Society for Psychical Research (SPR), sir William Barrett y Frederic W.H. Myers (Auerbach,
1986; Myers, 1903). Este último creía que algunos casos de poltergeists eran auténticos, y observó que los poltergeists
eran distintos de los fenómenos de apariciones de fantasmas. Según Harvey Irwin (1989), cerca de 70% de los casos de
“agentes centralizadores” o epicentros de actividad poltergeist son jóvenes menores de 20 años.
En los años ‘30 del siglo XX, el psicólogo e investigador psíquico Nandor Fodor elaboró la teoría de que
algunos disturbios de poltergeists no eran causados por espíritus, sino por agentes humanos que sufrían de una intensa
ira reprimida, hostilidad y tensión sexual. Fodor tuvo éxito en demostrar su teoría en varios casos, incluyendo el famoso
caso Thornton Heath, ocurrido en Inglaterra, que Fodor investigó en 1938. Se trataba de una mujer cuyas represiones
provocaban un brote de fenómenos poltergeists y, al parecer, el ataque de un vampiro. Fodor fue duramente criticado
por los espiritistas, a los cuales ganó un pleito por calumnias difundidas en uno de sus periódicos.
Las investigaciones llevadas a cabo por W.G.Roll y sus colegas (Roll, 1964, 1968, 1970, 1972, 1993; Roll,
Burdick & Joines, 1973; Roll, Burdick & Joines, 1974; Roll & Gearhart, 1974; Roll, Maher, & Brown, 1992; Roll, &
Montagno, 1983; Roll & Pratt, 1971; Roll, Sheehan, Persinger, & Glass, 1996; Roll, & Stump, 1969; Roll & Tringale,
1983) han intentado probar –al menos en parte– una relación entre la disfunción psicológica y la PKER. En los ‘60, Roll
comenzó a estudiar 116 casos ocurridos a lo largo de cuatro siglos en más de cien países, y pudo identificar la repetición
de lo que Roll acuñó “psicokinesis espontánea recurrente” (PKER), que son efectos materiales espontáneos y
explicables. También descubrió que el agente más frecuente era un niño o adolescente cuya PK involuntaria constituía
una manera de expresar su hostilidad sin temor a ser castigado. La persona generalmente ignoraba que era la causa de
los disturbios, pero secreta o abiertamente se alegraba de ellos. Su hipótesis esta hoy dia actualmente tan divulgada que
aparece incluso mencionada en varios libros de texto de psicología, psicoanálisis asi como en numerosos documentales
de TV. En algunos casos, la psicoterapia hace desaparecer los fenómenos poltergeist. La teoría de la disfunción psicológica ha sido impugnada por otros investigadores, entre los que se incluyen Gauld y Cornell, que afirman que las pruebas psicológicas empleadas carecen de validez. El psiquiatra Ian Stevenson
(1972) ha sugerido que los espíritus pueden ser responsables de más casos de poltergeists de lo que se piensa. Al
estudiar varios casos atribuidos a los agentes y los espíritus, Stevenson observó la existencia de notables diferencias
entre ellos. En los casos de los agentes, los fenómenos carecían de finalidad y fueron a menudo violentos, mientras que
en los de los espíritus hubo comunicaciones inteligentes, movimientos intencionales de objetos y escasa violencia.
 


FENOMENOLOGÍA DE LA ACTIVIDAD POLTERGEIST

 

De toda la casuística anómala, quizá la actividad poltergeist haya cautivado a numerosas editoriales y emisoras
de TV quienes han producido literatura y documentales de variada calidad que, a nivel popular, ha impresionado por
estos relatos. El tema se ha prestado a menudo para interpretaciones sensacionalistas a causa del testimonio de las
personas victimizadas, su vinculación con leyendas folklóricas tradicionales locales, y las terapias y/o intervenciones
para su tratamiento e investigación. El fenómeno está tan ampliamente divulgado y reportado en todas las épocas y
culturas que se ha bautizado a estos sitios así afectados como “casas embrujadas,” “casas endemoniadas,” “hechizadas,”
“moradas mal-assombradas” (en portugués) o “infestadas” (haunting, en inglés) (Aguilar Merlo, 1995; Friderichs, 1980;
Guimaraes Andrade, 1988; Jordán Peña, 1982; Machado & Zangari, 1995; Percia de Carvalho, 1992; Tinoco, 1978).
A fines de los años ‘70, Alan Gauld y A. D. Cornell (Gauld & Cornell, 1979) llevaron a cabo un análisis de
500 casos ocurridos en todas partes del mundo desde 1800. Estos investigadores identificaron 63 características
generales; el 64% de los casos había consistido en movimientos de objetos pequeños; el 58% fueron más intensos por la
noche; en el 48% hubo objetos golpeados; el 36% consistía de movimiento de objetos de gran tamaño; el 24% duró más
de un año; en el 16% hubo comunicación entre el poltergeist y el agente; en el 12% hubo abrir y cerrar de puertas y
ventanas. Antes del siglo XIX, las manifestaciones de los poltergeist eran atribuidas al diablo y otros demonios, así
como en brujas y espíritus de los muertos. El análisis de Gauld y Cornell mostraron que sólo un 9% de los casos eran
atribuidos al diablo, el 7% a brujas y el 2% a espíritus. La mayoría de los casos atribuidos a demonios ocurrieron en
países no occidentales. Esta casuística, recogida en diversas encuestas, presenta un número de testimonios acerca de efectos acústicos y dinámicos vinculados a apariciones de fantasmas. A menudo estos eventos ocurren en correlación a experiencias
aparicionales, tales como la corporeidad y cromatismo de las imágenes percibidas, las cuales han sido valoradas de
formas muy diversas en función de los sujetos que describieron sus experiencias (Alvarado & Zingrone, 1995). Para
algunos, la visión del espectro aparecía como translúcida y semivaporosa. Los matices cromáticos estaban difuminados
y la vaguedad de perfiles concordaba con esa idea popular que el vulgo mantiene acerca de lo que debe ser un fantasma,
es decir: una forma evanescente y luminosa. Por ejemplo, Tyrrell (1965), ha expuesto algunas de las notas esenciales
acerca de una aparición, tales como que las imágenes aparezcan como sólidas y nítidas, visibles desde cualquier
perspectiva, que se desvanezca su figura con una luz ambiental anulada y no permitan ver el fondo del recinto (opacidad
del espectro). Otro grupo de manifestaciones parece en principio estar asociados también a un recinto edificado: a una
vivienda, almacén, templo, cementerios o establecimientos comerciales en cuyo seno se registran eventos de carácter
fisico o fisico-químico. Sin embargo, podremos observar que en estos casos los efectos parecen ser inducidos
involuntariamente por un habitante del inmueble o por cualquier otro sujeto que frecuenta aquel local.
El fenómeno ha sido analizado desde una perspectiva fenomenológica
por el oficial de la policía francesa
Émile Tizané (1977), cuyo análisis se basa en centenares de casos entre 1925 a 1950. Entre las características
observadas por Tizané se observan caidas de piedras que a menudo rompen los cristales de las ventanas o penetran por
las aberturas, ruidos en las puertas, las paredes o los muebles; puertas, ventanas e incluso armarios bien cerrados que se
abren por sí solos; objetos que son insólitamente cambiados de sitio o arrojados lejos (los objetos más frágiles no se
rompen, aun cuando sufran una caída de bastantes metros, mientras que otros, más sólidos, se destrozan por completo),
en ocasiones los objetos desplazados no presentan una trayectoria regular, se comportan como si alguien los
transportara y a veces siguen los contornos de los muebles. Algunos ejemplos demuestran la existencia de objetos que
penetran en un espacio cerrado, tienen cambios de temperatura (más calientes), u objetos que parecen adoptar una forma
en el aire. Guy Lambert (Larcher & Ravignant, 1972), quien postuló una “teoría geofísica” de los poltergeist, sostiene
que las corrientes de agua subterráneas –como arroyos o alcantarillas– podrían producir tales efectos, si corrian por
debajo o muy cerca de los cimientos de los edificios, y especialmente si en tales canales se produce una caída de agua.
Esto produciría, por ejemplo, los movimientos de objetos, así como crepitaciones, sonidos semejantes a un sordo gruñir,
susceptibles de ser tomados por los ruidos que causan los poltergeist. Lambert sugirió que movimientos sísmicos locales
demasiado pequeños para ser registrados por los sismógrafos podrían contribuir a la supuesta actividad poltergeist.
Además, Lambert sostenía que los casos de poltergeist tendían a ocurrir en zonas próximas a la costa, donde se
registraban grandes mareas. El problema de esta teoría es que algunos eventos poltergeist han ocurrido en
departamentos alejados de corrientes de agua. Para refutar esta teoría, Gauld y Cornell instalaron instrumentos en casas
para producir fuerzas físicas del tipo que, según la teoría de Lambert, serían las responsables de los efectos atribuidos a
los poltergeist. Pero las fuerzas producidas por Cornell y Gauld fueron de mayor intensidad que aquellas que, según
Lambert, explicaban los efectos poltergeist. Incluso, cuando se provocaron en una de las casas vibraciones tan fuertes
que eran apreciables a dos casas de distancia poniendo la mano sobre la pared, no se registraron movimientos de objetos
siquiera similares a los efectos poltergeist observados en distintas ocasiones.
Un examen más detallado de la psicología de los individuos que ocuparon lugares centrales en algunos casos
de actividad poltergeist parece más rica que sus estudios físicos. Roll (1972) sostiene que en los casos reportados antes
de 1900, cerca del 80% de las personas epicentro eran mujeres, pero en este siglo la distribución por sexos ha cambiado
notablemente, y ambos sexos están igualmente afectados por la actividad poltergeist. Roll estableció también que la
edad promedio de esas personas era de 16 años.
En un reciente estudio llevado a cabo por nosotros (Gómez Montanelli & Parra, 2002) acerca de trece
experiencias psi y relacionadas con psi, encontramos que el 50.6% (N1= 432) de creyentes en lo paranormal respecto a
23.2% de estudiantes de psicología (N2= 392) respondieron afirmativamente a la pregunta (P1): ¿Ha observado usted
anormalidades en el funcionamiento de aparatos eléctricos, computadoras u otro equipo que le hayan parecido muy
extrañas, y que hasta donde usted ha podido determinar, no fueron debido a causas normales o naturales? Otra
pregunta (P2): ¿Le ha sucedido a usted escuchar golpes y/o encontrar vidrios rotos o astillados y/u objetos quemados,
sin que hubiera una causa física aparente?, fue respondida en el 40%–22.7%, respectivamente. Tomando como
ejemplo a la muestra de estudiantes (N2), encontramos que al menos una vez en su vida el 54,9% (P1 N2= 91) y el 32,5%
(P2 N2= 89) respondió haber tenido la experiencia PKER, en tanto que el 32,5% y el 67,4%, varias veces. Esto indicaría
que las experiencias PKER son más frecuentes de lo que se cree, aunque probablemente menos reportadas o menos
identificadas como disfunciones del entorno causada por “psi.” No menos interesante es el grado de perturbación
psicológica (conflictividad) para tales experiencias. Siguiendo el mismo ejemplo, bajo la pregunta: ¿Han resultado
estas experiencias de algún modo traumáticas o conflictivas?, encontramos que el 60,4% (P1 N2= 91) y el 65,1% (P2
N2= 89) había resultado perturbadora. Poco más de la mitad, para ambas preguntas, consideró que la PKER había
resultado, en términos de intensidad, menos perturbadora respecto a un número mucho menor de casos (aprox. 4),
quienes la habían considerado intensamente perturbadora.
Sin embargo, cuando comparamos a ambas muestras (N1 y N2), encontramos una diferencia significativa para
las dos preguntas respecto a la perturbación emocional de la experiencia de PKER y su intensidad (p <.0001) que indica
que la muestra de estudiantes reporta menos experiencias pero mayor perturbación emocional respecto a la de creyentes,
quienes reportan más experiencias pero menos perturbación. Estos resultados muestran claramente que las experiencias
de PKER tienden a ser más reportadas por los creyentes en lo paranormal, quizá no sólo debido –probablemente– a sus
convicciones espiritualistas respecto de las de los estudiantes (N1= 432 vs. N2= 392, U de Mann Whitney p <.0001, a
una cola), sino también a un mayor grado de significación conceptual de la experiencia PKER en los creyentes que en
los estudiantes, quienes probablemente sienten más perturbación emocional por su falta de significación conceptual.
Además, es notable que esta tendencia se repite en otras experiencias psi y relacionadas con psi.



UNA INTERPRETACIÓN PSICODINÁMICA DE LA ACTIVIDAD POLTERGEIST


No obstante la noción tradicional de que la tensión sexual y las frustraciones son las causas principales que dan lugar a las manifestaciones poltergeist, esta idea ha sido plenamente explotada por la cinematografía en films tales como El exorcista, El Ente, y Carrie. En cierto modo, era natural que los primeros investigadores consideren que la pubertad, la tensión sexual y el fenómeno poltergeist estén de algún modo relacionados. Muchos casos de poltergeists se centran en torno a jóvenes púberes y en ocasiones, los efectos incluyen ataques de claro significado sexual. De hecho, posteriormente, los casos de poltergeist han venido extendiéndose hasta afectar casi en igual número a ambos sexos, circunstancia que disminuye la posibilidad de que guarden relación con la sexualidad femenina frustrada.
En algunos casos, los niño/as afectados por el fenómeno fueron examinados por psiquiatras o psicoanalistas que declararon que sufrían de algún mal (o varios) de naturaleza psíquica: histeria, depresión, agresividad (en exceso o por defecto, en último caso conducente a la represión), o neurosis. Un problema importante en relación con esos diagnósticos, es que el psiquiatra que reconoce al niño está predispuesto al hallazgo de anormalidades funcionales. Por el contrario, si el psiquiatra ignora la razón por la que se lleva al niño a la consulta, es posible que diagnostique neurosis, si bien es que posible que el niño se haya vuelto neurótico –en realidad– a causa de la persecución del poltergeist. El único modo posible de diagnosticar sería disponer de un perfil de la personalidad del niño, trazado antes del comienzo de la actividad poltergeist. Existe una prueba más firme que sugiere que los poltergeist no están relacionados con la frustración sexual o la enfermedad mental, sino con el deseo de llamar la atención. En un estudio de jóvenes de ambos sexos, menores de 18 años, entre los cuales algunos habían sido foco de actividad poltergeist, Roll
encontró que no menos del 62% estaba viviendo fuera de su hogar cuando comenzó. De los demás, un 17% sólo vivía, o
se hallaba presente en el hogar, uno de sus padres. Aunque estas cifras no son elevadas, no podemos establecer la
comparación con los niños normales por carecer de datos semejantes relacionados con ellos. Caben pocas dudas de que
la carencia de ambiente familiar o un hogar inestable tiende a reforzar la idea de que los poltergeists puedan ser
“instrumentos” utilizados por el sujeto para llamar la atención.

Sigmund Freud fue el primero en tomar contacto con la actividad
poltergeist por su colega Carl G. Jung. Eva
Brabant (1994) sostiene que Freud y Ferenczi, un neurólogo húngaro que contribuyó a la construcción de la teoría
psicanalítica, mantuvieron correspondencia respecto de eventos de tipo poltergeist (en esta colección son 483 de un total
de 1236 cartas escritas durante 25 años). En una carta fechada en 1909, Ferenczi escribía sobre la visita a una médium,
“Frau Seidler”, que, él creia, le había leído los pensamientos a Freud. El psiquiatra le respondió: “Sólo ahora me
recuperé del shock y no puedo dejar de confrontar con el asunto como cualquier otro [...] Entretanto, mantengamos
silencio sobre todo esto.” El psicoanalista Nandor Fodor, en su obra Freud, Jung, and Occultism (Fodor, 1971) menciona el interés de Jung en los aspectos psicológicos de los fenómenos ocultos. En esta fase preliminar de su trabajo, Jung concluyó que
“...el desarrollo mediúmnico representa un intento de desarrollar el carácter a través de una nueva forma...” Fodor
reveló que, en una conferencia de Jung, “los fundamentos psicológicos de la creencia en espíritus.” El 4 de Julio de
1919, Jung aplicó específicamente su teoría al fenómeno poltergeist desencadenado en el transcurso de la sesión espírita
por los médiuns. Sostenia que, en esa ocasión, “los espíritus eran complejos inconscientes y autónomos que aparecen
como proyección.” A la pregunta sobre quién o qué proyecta esa energía a fin de producir la actividad poltergeist, Jung
respondió que el origen estaba en un médium vivo, el cual sería la “exteriorización de complejos inconscientes.” Sin
embargo, después de una sesión espírita de 1925, en la casa del Dr. Rudolph Bernouilly de Zurich, el investigador dudó
de que el fenómeno pudiese ser explicado como producto de la energía PK de un ser vivo. Jung fue testigo de una
variedad de fenómenos de tipo PK, así como la materialización de miembros humanos. Después de la sesión ya no se
mostraba tan seguro de sus primeras conclusiones y de que “una aproximación exclusivamente psicológica no podia
hacer justicia al fenómeno en cuestión.” Jung extendió sus opiniones acerca del fenómeno Poltergeist, sosteniendo la
creencia de que todos poseen potencial para lograr efectos PK a partir de su propia energía.
Fodor fue muy influenciado por Jung y apoyó la “teoría de la PK subconsciente” del poltergeist. Fodor (1948)
afirma que, si los espíritus no están involucrados y si el origen de estos fenómenos físicos bizarros es solamente
psicológica, entonces “la terapia psicológica puede, efectivamente, curar perturbaciones de carácter PK.” A través de la
identificación correcta del origen de las perturbaciones se abrió una pista para resolver el problema. Fodor concluyó sus
investigaciones convencido de que las manifestaciones poltergeist eran reales y que un gran número de éstas
correspondía a manifestaciones de una patología mental grave, típica de esquizofrenia, aunque temporaria y no al efecto
de algo sobrenatural. Fodor (1959) extiende sus premisas psicológicas, incluyendo casos de fraude comprobados y ostensibles. De este modo, sugiere que investigaciones psi acompañen durante mucho tiempo casos deliberadamente falsos y no abandonen al mistificador, pues el proceso mental que precede o acompaña el fraude puede revelar una señal de
perturbación inconsciente. De este modo, el “mediador traumático” es, él mismo, la llave para el significado real del
fenómeno. Pero Fodor alertó otra modalidad de fraude que no parece constar ninguna sospecha de lucro: Probó que el
propio acto fraudulento puede ser tenido como un pedido de ayuda y una evidencia de perturbación psicológica. Luego,
una respuesta apropiada será la oferta de psicoterapia de modo que se pueda llegar a la fuente del problema y –
teóricamente– acabar con la actividad poltergeist.
En el caso Thornton Heath, Fodor (1959) también reveló que la actividad poltergeist tenia su punto focal en la
señora Forbes. Cuando descubrió que ella engañaba a la gente y que las apariciones eran un fraude, Fodor, en lugar de
abandonar el caso, inició su propia investigación. Comenzó haciendo una exploración de las implicaciones psicológicas
del fraude y descubrió que la señora Forbes, nueve años atrás,
habia sufrido de ceguera histérica. Probó que su ceguera
no tenía ninguna causa física. Su ceguera tenía una causa, no fisiológica sino psicógena, resultado de un conflicto
profundo. Fodor observó que a señora Forbes padecía una desorganización psíquica. Su diagnóstico parecía indicar una
disociación de su personalidad. La disociación proporciona una dosis de astucia y habilidad para la auto-expresión, a
nivel más consciente que inconsciente. Por esta razón, el fenómeno fraudulento debería ser cuidadosamente registrado
como si fuese genuino. Fodor, después de estudiar su historia de la vida y evaluar la actividad mental desorganizada,
concluyó que el poltergeist era –en realidad– una construcción inconsciente de la señora Forbes.
En otra investigación, Fodor descubrió un poltergeist real, físicamente observable, en una pequeña casa de 300
años en Chelsea, Londres. A partir de las observaciones de la dueña de la casa, Fodor concluyó que ella estaba
asombrada por su propio pasado: la joven consiguió impedir que algunos recuerdos desagradables ingresen en su
consciente, pero fracaso en su represión; su líbido se transformó en un fantasma, desperdiciando su vitalidad en un vano
intento de transmitir un mensaje, de modo análogo a como, en otros casos, lo haría un síntoma. Con la ayuda de Fodor,
ella descubrió lo que tenía reprimido en su inconsciente y comenzó a entender mejor sus deseos y los sentimientos con
los cuales estaba en conflicto. Una exploración posterior acabó por llevarla a encontrar la fuente y la razón de su
disturbio y, en poco tiempo, cesaron todas las manifestaciones psicológicas.
Tanto Jung como Freud postularon que, de un modo general, la actividad poltergeist surge, con frecuencia, de
un conflicto interno que el consciente intenta reprimir y olvidar, ya que el problema es demasiado aterrador para
enfrentarlo conscientemente. La energía generada por el consciente se exterioriza por efecto PK, lo cual es interpretado
como un grito de ayuda para alertar a otros de esa angustia interior. En otras palabras, la manifestación poltergeist no
pasa a ser más que síntoma de una persona perturbada que reclama urgentemente ayuda. Creo que es preciso llevar a cabo más investigación y profundizar los estudios en este campo antes de extraer conclusiones definitivas. Si se busca una explicación psicológica de la razón de los efectos poltergeists, posiblemente
deberíamos acercarnos al problema empezando por observar a qué conduce la necesidad de atención en un medio
carente de afectos. En el caso de los adolescentes, la necesidad de atención puede estar reforzada por el período de la
adolescencia, una época de crisis e incertidumbres. De todos modos, resulta obvio, que esta especulación no puede
brindar una explicación completa. Muchos niños buscan llamar la atención, pero pocos de ellos generan a su alrededor actividad poltergeist.





LA MODERNA INVESTIGACIÓN DE LA ACTIVIDAD POLTERGEIST
 
 
 
 
 
 

Tales casos poseen una evidencia empírica propia para las personas que los experimentaron. Desde esta
perspectiva queda claro que una persona, a menudo, no le interesa que su caso sea “investigado,” a menos que los
investigadores garanticen que su experticia en tales casos ayude a quitarse de encima estos inconvenientes. En mi
experiencia, entrevisté a varios dueños de comercios. En estos casos pude determinar un rango de demandas por
ocurrencias paranormales. Desde quienes dicen que su negocio está “embrujado,” reportan haber visto apariciones
fantasmales, objetos que caen inexplicablemente, o que algunos objetos entran en “combustión” sin haber fuego cerca
de ellos hasta quienes asumen que sus ventas han decrecido a causa de fantasmas o porque los comerciantes
competidores zonales los han “dañado” mágicamente. En estos casos, ellos podrían estar muy asustados por los eventos
paranormales (o por su percepción distorcionada de la realidad) y su rendimiento comercial disminuye a causa de que
sus clientes, simplemente, temen involucrarse en un local putativamente “embrujado.” A menudo, el investigador lleva consigo tecnología, tales como detectores de campos electromagnéticos, infrarrojos, y cámaras fotográficas convencionales con la esperanza de capturar anomalías. Muchos de estos eventos a menudo coinciden significativamente con un aumento en la actividad geomagnética, cambios térmicos (p.ej. Emisión y aumento de calor), y una alta concentración de iones en la atmósfera. Estos aparatos posiblemente ayuden a determinar
la ‘física’ de las apariciones, si bien en términos de medir sus efectos, no su naturaleza. En ocasiones, la cooperación de
mediums o psíquicos, como recurso para localizar las anomalías, pueden ser una ayuda, pero estos métodos han
resultado bastante poco confiables debido a la subjetividad implicada.

En años recientes se vienen haciendo estudios muy rigurosos de la actividad PKER, sobre todo considerando el
reporte de los testimonios de estos eventos. Johan Gerding y Rens Wezelman del Parapsychology Institute de
Amsterdam, junto a Dick Bierman de la Universidad de Utrecht (Gerding, Wezelman & Bierman, 1997), reportaron un
caso de perturbación poltergeist en la casa de una familia turca de Druten, en Holanda, en la primavera de 1995. Vuelo
de piedras, y otros objetos acabaron por convertir al hijo de la familia de 15 años en el epicentro de actividad
poltergeist. Mediante el análisis de los testimonios de sus vecinos, amigos, y oficiales de policía, quienes testificaron la
autenticidad de los fenómenos, los investigadores efectuaron algunos estudios experimentales con un juego similar al
RNG para probar influencias PK y se instaló un equipo de RNG para observar fluctuaciones en la coherencia del
ordenamiento de la secuencia aleatoria. El estudio determinó una breve pero intensa relación entre las fluctuaciones
anómalas del RNG durante los períodos en que se relataban las perturbaciones.
Andrew Nichols y William Roll (Nichols & Roll, 1998) estudiaron los aspectos electromagnéticos y neuropsicológicos del caso del llamado “poltergeist de agua” de Jacksonville, que ocurrió en una residencia en la Florida entre Noviembre de 1996 y Enero de 1997 y su característica mas destacable, además de los movimientos
anómalos de objetos, es la inexplicable aparición de grandes cantidades de agua. Fort, Thurston, Gauld & Cornell,
Bender, Bayless y Rogo citan numerosos casos donde apariciones de agua acompañan a los efectos espontáneos de PK
típicos de los poltergeist. Los tests psicológicos proyectivos revelaron que una de los testimonios se adecuaba al perfil
de la “personalidad portergeist”, típicamente un adolescente, con baja tolerancia a la frustración, reprimiendo
sentimientos de agresión y hostilidad. El cuestionario neuropsicológico sugirió que dos testimonios, entre ellos el
aparente agente, podrían tener labilidad en el lóbulo temporal. En relación a las mediciones físicas, Nichols y Roll
verificaron que la fuerza de los campos magnéticos de los locales donde los fenómenos habían ocurrido era
significantemente diferente de otros sitios.
De acuerdo al procedimiento de evaluación cuantitativa, el físico William Everist (Everist, 2000) llevó a cabo
dos estudios de sensibilidad aparicional con la cooperación de participantes sensitivos y no-sensitivos, estos últimos
estudiantes de un curso de parapsicología, quienes debian tratar de determinar que lugares de la casa eran los
“encantados.” El estudio se desarrolló en una antigua casa en Bisbee, Arizona, donde su dueño señaló en un mapa los
lugares donde se habían observado las apariciones fantasmales. Doce estudiantes fueron pareados en seis grupos,
compuesto uno por un sensitivo y otro un no-sensitivo, y se les entregó un mapa de la casa a cada par de participantes.
En forma independiente, debían determinar los lugares o habitaciones de la casa donde intuian o pensaban que estaba
“encantado,” en comparación a otros sitios de control (no-encantados). Tanto los sensitivos como los estudiantes
desconocían que sitios había ocurrido los eventos poltergest (en este caso experiencias aparicionales o “sitios visitados
por fantasmas”). Los sujetos visitaban cada lugar de la casa señalizado por el investigador, de acuerdo a las
declaraciones del dueño, pero esta marca no indicaba si el lugar había sido visitado o no por el fantasma. Se llevaron a
cabo veinte visitas a la casa, diez señaladas como “encantadas” y otras diez de control. Cuando se recogieron los datos,
los participantes obtuvieron un promedio significativamente más alto de aciertos, señalando los lugares “encantados” en
comparación con los lugares de control, y de este grupo, los sensitivos obtuvieron un promedio más alto de aciertos con
respecto al grupo de no-sensitivos (estudiantes) en determinar qué sitios habían sido “visitados.” Los aciertos se
determinaban indicando sensaciones emocionales, fisicas, cenestésicas o cualesquiera otras, toda vez que el
participante, sea sensitivo o no, visitaba cada habitación completando un cuestionario, apoyando la creencia que parece
confirmar lo que muchas personas reportan como experiencias de contacto espiritual.

William Roll y Andrew Nichols advirtieron un aumento en el campo geomagnético y un elevado número de
anomalías fotográficas, como la aparición de burbujas traslúcidas del tamaño de globos esféricos que aparecían en
fotografias digitales, que coincidía significativamente con un aumento en la actividad geomagnética y una alta
concentración de iones en la atmósfera. Nichols y Roll (2000) reportaron los eventos en la casa McRaven en Vicksburg,
Mississippi, y la casa Aponawicz, en Pennsylvania, y logró filmar estas apariciones esféricas, que aparecen
espontáneamente, moviéndose en trayectoria curva. Dean Radin y William Roll (Radin & Roll, 1994) sostienen que los
testigos de eventos poltergeist en antiguos castillos (p.ej. en Dragsholm y en Engso), incluían manifestaciones de PK y
apariciones, principalmente de personajes legendarios, el sonido de cadenas y pasos, o apariciones luminosas, captados
mediante sensibles cámaras infrarrojas y detectores Geiger. Estos estudios consisten en introducir artefactos de
medición sensibles para detectar cambios anómalos del campo electromagnético e impresiones de sujetos quienes
decían “percibir” dichas anomalías. Los investigadores compararon los relatos de los psíquicos y correlacionaron tales
descripciones con los registros de anomalías geofísicas y hallaron resultados interesantes, principalmente en relación a
la descripción de los psíquicos quienes fueron localizados al azar en diferentes sitios de ambos castillos desconociendo
el lugar donde los testigos afirmaban “sentir” la presencia de apariciones. Algunos de los sitios mencionados por los
psíquicos coincidieron con la descripción de los testigos y esta información se correlacionó con las detecciones de los
equipos electrónicos (Roll & Persinger, 1998).
Otros estudios, llevados a cabo por Michaeleen Maher y George Hansen también se valieron de psíquicos que
recorrieron la casa señalando sitios en los cuales ellos sentían (o inferían) la presencia de un fantasma. Los participantes
también evaluaron la lista conteniendo descripciones de los fenómenos reportados que eran mezclados aleatoriamente
con descripciones irrelevantes. También se hicieron estudios con un aparato generador de números al azar, un medidor
de polución electromagnética, y una cámara de TV. Las fotografías tomadas por un sensitivo mostraron notables
anomalías que cuatro expertos no pudieron identificar. Otros
estudios estadísticos mostraron que las anomalías tendían
a presentarse en las fotografías de sitios objetivos y no aparecían en fotografías de sitios de control.
En base a estos trabajos, y en una investigación reciente (Roll y Persinger, 1998) sugieren que la RSPK
funcionaría mediante la energía electromagnética (EM) del ambiente la cual sería modulada por la EM del agente y
direccionada sobre objetos significantes para el sujeto, incluyendo también estudios neurológicos y psicodinámicos
llevados a cabo con los agentes PKER, los cuales mostraron tensiones psicosociales y epilepsia. De este contexto,
surgiría un “perfil EM” capaz de modular y direcionar la EM del ambiente. La PKER podría actuar como un fenómeno
físico con un aspecto humano, de acuerdo a la teoría del “campo psi”
de Roll. Más recientemente, Richard Wiseman, Caroline Watt y Emma Greening, Paul Stevens y Ciaran O’Keefe,
(Wiseman, Watt, Greening, Stevens & O’Keefe, 1997) unieron esfuerzos para investigar las variables psicológicas y los
campos magnéticos del Palacio de Hampston, alrededor del cual muchas personas vienen reportando fenómenos
inusuales en muchos sitios del Palacio. Estos investigadores encuestaron a 600 personas acerca de su creencia en
fantasmas y otros fenómenos inusuales. Quienes creian en fantasmas reportaron más eventos anómalos que los que no
creían, o eran significativamente más propensos a atribuir los fenómenos a entidades desencarnadas. Antes de visitar los
sitios, a la mitad de los participantes se les dijo que el area estaba asociada con un aumento de fenómenos inusuales,
mientras que a los otros se les dijo lo opuesto. En linea con estudios sobre la psicología de la creencia en lo paranormal,
hubo un mayor número de experiencias inusuales reportadas que por aquellos que creian en fantasmas que quienes no
creian.
El físico Bryan J. Williams sostiene un modelo de interacción “cerebro/medio ambiente” para las experiencias
aparicionales y eventos de PKER, que denominó “El fantasma en la mente.” Según Williams (2001) algunas
apariciones son fenómenos de alteración perceptual producida por sutiles interacciones entre el sistema
nervioso/cerebral y factores externos del entorno fisico que producen efectos fisiológicos que causan breves periodos
alucinógenos. Su análisis está basado en los estudios de Persinger que sugieren una relación entre un aumento del
geomagnetismo, niveles de melatonina cerebral y epilepsias del lóbulo temporal parcial, que pueden alterar la actividad
electroquímica dentro de las estructuras mesiobasales del cerebro, y las apariciones. El efecto de fuertes campos
electromagnéticos encontrados en las investigaciones de encantamientos refuerzan en gran medida este mismo modelo.
Williams propone que la fenomenología resultante del cerebro/medio ambiente da origen a cierto tipo de imaginería
visual la cual puede ser percibida como algo externo al observador, aunque sostiene que este modelo es únicamente
aplicable a algunos tipos de experiencias aparicionales, no todas, mientras que otros parecen mucho más complejos
como para ajustarse a este modelo.
Los estudios de Timothy Harte, David Black, Michael Hollinshead y David Mitchell han mostrado evidencias
de actividad PKER empleando un ordenador sensitivo multi-energético (OSME). Como mencioné antes, los fenómenos
de encantamiento, incluyendo la psicokinesis espontánea recurrente, estarían vinculados a la actividad electromagnética.
El OSME es un programa por computadora que puede medir la actividad electromagnética en un medio ambiente. Los
investigadores colocaron una computadora laptop que, con sensores apropiados, produce gráficos de la actividad

anómala en un sitio de control en comparación con un sitio “encantado,” donde se producen movimientos de objetos,
funcionamiento errático de equipos electrónicos y eléctricos, sonidos extraños, sensaciones emocionales súbitas,
alteraciones fisiológicas, frases ininteligibles, olores, sensaciones de presencia, y percepción de formas visuales. Las
energías captadas se encuentran siempre en el espectro electromagnético (infrarrojo, luz visible y ultravioleta, y campos
magnéticos). Es posible que en los sitios de actividad PKER las energias electromagnéticas fluctúen o cambien, pero en
los lugares de control los campos energéticos deberían permanecer constantes. Efectivamente, en los sitios PKER se
detectaron mayores cambios de luz infrarroja (aunque raramente de luz ultravioleta) y fluctuaciones en los campos
geomagnéticos, que en sitios de control (Harte, Black, Hollinshead, & Mitchell, 2001).
William T. Joines y William Roll propusieron dos teorías fisicas para la psicokinesis espontánea recurrente
(PKER). La primera está basada en uno de los principales problemas para el investigador de PKER: identificar la
energía que causa los movimientos de objetos. Tal energía afecta los objetos que están asociados con los individuos con
quienes el agente tiene relación. Para comprender la PKER, proponen que el agente enlaza las fluctuaciones aleatorias
de la energía de punto-cero (EPC), un plenum de energía electromagnética que abarca el espacio e interactúa con la
gravitación y la inercia. El agente no generaría la energía para la PKER, sino que manipularía las fluctuaciones
aleatorias del vacío de modo de reducir la inercia y la gravedad que normalmente mantiene un objeto en su lugar. Si la
PKER utiliza la EPC esto demuestra que el vacío tiene un componente consciente. Joines ya habia sugerido que el
proceso PKER tiene relación con ondas psi del agente, que resultan en efectos focales y atenuación de los incidentes de
PKER con la distancia del agente. Si las ondas psi producen una señal coherente dirigida al objeto fisico, este proceso
quedaría atenuado por las fluctuaciones aleatorias de la EPC que rodean tanto al agente como al objeto. La EPC al
mismo tiempo proporcionaría la energía para la PKER que resulta en la reducción de los movimientos de los objetos
con la distancia. Joines analizó los efectos de declinación en los casos de Miami, Oliver Hills, y Tina Resch desde la
teoría del EPC. Los resultados sugieren que el EPC podría ser la conexión entre las ondas psi y las ondas
electromagnéticas. Según estos investigadores, el componente energético-emocional de los objetos puede mostrar
cuando, los objetos cargados emocionalmente, quedan afectados por la PKER (Joines & Roll, 2001).





CONSIDERACIONES FINALES
 

Desde mi perspectiva, no asumo que la actividad poltergeist es real o no. Estos eventos son reales para las
personas que los experimentan, aun cuando algunos –sino la mayoría de éstos eventos– puedan representar ilusiones o
una distorción de la realidad. Existe abundante evidencia bibliográfica, histórica, y antropológica que ilustra que en
todos los pueblos, culturas y épocas la actividad poltergeist, a menudo asociada a la aparición de fantasmas (ver
Alvarado & Zingrone, 1995), ha sido reportada por individuos de todas las edades, sin distinción de sexo, y condición
socio-económica o cultural. Hay tres posibles explicaciones usualmente para estos eventos:



(a) La gente “cree” en fantasmas y en consecuencia lo que testimonia está asociado con su sistema de
creencias, sus miedos, y sus supersticiones. Estos casos son facilmente detectables, ya que subyacen
exageraciones, contradicciones (entre testimonios), inconsistencias internas en la narrativa, o directamente, mentiras y fabulaciones. Hay muchas personas que buscan notoriedad y prestigio, satisfacciones narsicísticas.

 
(b) Muchos testimonios son ciertamente confiables, no obstante están plagados de ideaciones delirantes y
persecutorias. Estas personas corren el riesgo de esquizofrenia (psicosis), o personalidad esquizotípica, o
ser directamente perturbados psicológicamente. Pueden creer estar contactando a extraterrestres, ángeles, demonios, espíritus, maestros ascendidos, y otros tipos de entidades.

(c) Otros testimonios son legítimos, pero su interpretación puede estar condicionada por el sistema de
creencias en términos de “creer que es paranormal, lo que en realidad es normal.” Por ejemplo, he visitado
algunas casas donde la explicación era simplemente la acción del viento, muebles en mal estado que crujían, roedores o gatos (u otros animales), sombras de árboles o cortinas, etc., y otras formas de percepción ilusoria. En los eventos paranormales, las personas están –por lo general– psicológicamente ajustadas a su realidad. Los testigos coinciden en su descripción de los eventos: Puede escuchar claramente voces o diálogos de personas invisibles,
objetos que entran en combustión espontáneamente, desplazamiento o rotura de vajillas o cristales, luces de diferente
intensidad y tamaño (bolas luminosas, chispas, etc.), las personas pueden sentir olores nauseabundos muy intensos en
lugares específicos donde no hay basura ni cuerpos en descomposición, la temperatura del sitio o de la habitación varia
significativamente en relación con otros sitios de la casa (frío o calor intenso), los testigos o dueños de la casa
experimentan náuseas, dolores corporales, o pueden sentir que son golpeados por “algo” invisible, aparición de
manchas con formas específicas o manchas amorfas en sitios donde no circulan cañerías (especialmente de agua, que
produce humedad), los aparatos eléctricos se descomponen en forma inusual como si “se confabularan para no
funcionar,” bombillas eléctricas estallan sin causa aparente, piedras que caen o se desplazan en circuitos “rutinarios” o a
velocidad increible, pasos muy clara y nítidamente escuchados cerca de los testigos, y objetos que aparecen y
desaparecen a pesar que sus dueños recuerdan haberlos dejado en un determinado sitio. A la hora de sumar evidencia, los eventos poltergeists siempre hacen surgir cuestiones para la polémica, tanto para la frecuencia como para la validez de los testimonios. Averiguar qué energías intervienen, dónde tienen su orígen y
cómo utilizarlas en forma constructiva es la verdadera tarea. Respecto a su etiología última, aunque la acción de
inteligencias desencarnadas podría ser una posiblidad (Stevenson, 1972; Wilson, 1981), quizá no en todos los casos, la
mayoría de las personas victimizadas por actividad poltergeist están convencidas porque no se reconocen como
productores de estos eventos. Además, se han auto-diagnosticado y creen saber qué es lo que está ocurriendo.
No he escuchado hasta el presente una respuesta social, como por ejemplo “Buen día, vengo a visitarlo [a un
parapsicólogo] para que aprender a controlar mi energía PK desbordada.” La interpretación, a menudo ingenua infantil,
simplista y reduccionista, sugiere que estas entidades se pueden “cazar como mariposas con una red.”
Naturalmente, debemos ser muy cautos. Existe fraude y charlatanismo, especialmente de parte de quienes se
abusan de aquellos a quienes hacen creer que sus experiencias son legítimamente espirituales o paranormales cuando no
lo son; son sólo víctimas de sus miedos, creencias y supersticiones, explotadas por pseudo-sanadores, “curadores de
casas” y otros quienes recomiendan toda suerte de rituales (esto es alertado por Underwood, 1986), que a menudo
potencian el auto-engaño de las víctimas. Aunque una asistencia espiritual es posible, por ejemplo, un medium podría
aconsejar a una familia que deben unirse más porque “fuerzas negativas y oscuras” los quieren separar. Esto podría ser
un soporte terapéutico para que una familia en crisis supere sus conflictos profundos, tomando más tiempo con sus hijos
y sus familias. En consecuencia, disminuirá la actividad poltergeist hasta su cancelación.



Instituto de Psicología Paranormal


Salta 2015


(C1137ACQ) Buenos Aires


ARGENTINA



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CONCEPTUAL, PHENOMENOLOGICAL, PSYCHODYNAMICAL OVERVIEW OF THE POLTERGEIST
ACTIVITY: REVIEW OF RECENT RESEARCH
, by Alejandro Parra
 
 
 


 
Abstract.- In this article the author discusses the phenomenology, psychodynamics and recent studies about poltergeist
activity. The phenomenon seems to be caused by unconscious psychokinesis of one person (“epicenter”). These events
have been reported since antiquity. Its phenomenology is described in terms of throwings and displacements of objects,
noises, lights, apparitions and foul smellings. Besides, poltergeists are capable of interference with electronic
equipment while other reports include somatic lesions. A dynamic interpretation suggests that some disturbances are
not caused by spirits but by human agents who suffer from suppresed wrath, hostility and sexual tension. The
investigations of W.G.Roll and his colleagues have attempted to prove a relationship between a psychological
disfunction and RSPK activity; he discovered that most frequently, the agent was a child or adolescent whose
involuntary PK constituted a way to express his hostility. These events appear to coincide significantly with an increase
in geomagnetic activity, thermal changes, and high concentration of ions in the atmosphere. These gadgets allow to
measure its effects, not its nature. We should not assume that the poltergeist activity is real or not; however, it is for its
victims: Paranormal belief, psychological perturbations, and “belief that is paranormal what in reality is normal,” are
three possible natural interpretations of these events. However, they also occur in persons psychologically adjusted,
that is why it is urgent to understand what ‘energies’ are involved, where do they originate and how to utilize them.
Therapeutical support to help persons in crisis to overcome their conflicts associated to poltergeist activity may also be
of valuable help.
 
 
 

Fuente: Revista Argentina de Psicología Paranormal. Vol.13, No.3-4, Julio-Octubre 2002, pp.159-179.- Redactado por el Lic. Alejandro Parra.

 

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