El Castillo de Fraser es el castillo más elaborado de Escocia y uno de los
más grandes "Castillos de Mar". Se encuentra en Kemnay en el condado de
Aberdeenshire en Escocia.
Originalmente conocido como
Muchall-in-Mar, la construcción de este castillo fue comenzada en 1575 por el 6º Laird de Fraser, Michael Fraser, en la
base de una torre anterior de alrededor de 1400, y fue terminada en 1636. Hay un
panel en la fachada norte del castillo firmado con "J Bel", se cree que es la
marca del maestro albañil John Bell de Midmar, el castillo es una creación
conjunta con otro maestro albañil de la época, Thomas Leiper y con James
Leiper.
El castillo de Fraser es de la
misma época que otros castillos cercanos como el Castillo de Craigievar, el
Castillo de Crathes y el Castillo de Muchalls. El castillo de Muchalls fue
construido sobre una fortaleza del siglo XIII del Clan Fraser, y la
reconstrucción del siglo XVII fue también llevada a cabo por el maestro albañil
Leiper.
El castillo de Fraser fue
construido como casa de la familia Fraser de Muschalls, quienes vivieron allí
hasta 1921. El castillo fue vendido por Teodora Mackenzie Fraser debido a que no
había herederos válidos que pudieran heredar. El comprador fue Weetman Pearson,
Primer Vizconde Cowdray. La familia Pearson restauró el castillo como campo de
tiro y lo donó al National Trust for Scotland en 1976.
Cuenta la leyenda que una
joven princesa, mientras se alojaba en el castillo, fue brutalmente asesinada
mientras dormía en la 'Sala Verde'. Su cuerpo fue arrastrado por las escaleras
de piedra, dejando un rastro de manchas de sangre. Tan duro como frotaron, los
ocupantes del castillo no pudieron quitar las manchas, por lo que se vieron
obligados a cubrir los escalones con madera, tal y como están hoy en día, sin
embargo las manchas de sangre vuelven a salir sobre las maderas.
Se dice que la
joven todavía acecha los pasillos del castillo durante la noche. Es más
probable, sin embargo, que las escaleras de piedra fuesen cubiertas para que
fueran más fáciles de sibir a medida que fueron utilizadas como escalera del
servicio en el siglo XIX.
El antiguo propietario, Eric
Wilkinson afirmó que había habido numerosas apariciones de fantasmas; también
una antigua propietaria, Lavina Smiley, decía escuchar con frecuencia música de
piano en el castillo vacío.
Lo de la princesa me recuerda al libro "El fantasma de Canterville", en cuyo castillo por más que fregaran los nuevos dueños nunca podían quitar las manchas de sangre...
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