El origen de este pequeño pueblo de ganaderos y agricultores, en la provincia de Savona, Italia, se remonta a los siglos XI y XII y se relaciona directamente con la abadía benedictina de San Pietro dei Monti, propietaria en aquellos tiempos de los terrenos donde iría creciendo lentamente la población. Con el paso de los siglos, la morfología de Balestrino se conformaría como la de la mayoría de pueblos italianos, con una iglesia parroquial en la parte baja (la de San Andrés) y con un palacio señorial en la parte más alta que sería ocupado por los “signori” de la villa. Alrededor de ambas edificaciones se construirían las casas de los habitantes creciendo el pueblo hasta su máximo a mediados del siglo XIX, cuando se censaron casi 900 habitantes.
A partir de esa fecha, al igual que muchos otros pueblos de la zona, la inestabilidad geológica de la zona y en especial un terremoto de magnitud 6.7 acontecido en 1887 fue ron la causa del comienzo de su declive.
Algunos se marcharon del pueblo, otros reconstruyeron sus casas y continuaron con sus vidas cotidianas hasta que en 1953 se marcharon del pueblo sus últimos habitantes quedando desde entonces en completo abandono.
En la actualidad existe “un nuevo Balestrino” reurbanizado a un escaso kilómetro del antiguo con unos 500 habitantes.
Como curiosidad, la columna central de la imagen que se asemeja a una chimenea es en realidad un poste símbolo del poder del Señor donde se torturaba a los condenados.
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