sábado, 11 de febrero de 2012

Mary King's Close en Edimburgo




En 1644, en pleno siglo XVII, el último de varios brotes de peste negra azotó la ciudad de Edimburgo. La peste negra era una enfermedad extremadamente dolorosa ya que provocaba vómitos, hemorragias, y folículos infecciosos cuya tasa de mortalidad era superior a la del 75%. La zona cero de esta letal epidemia fue el callejón de “Mary King’s Close”, pero de esto hace ya hace trescientos años.

Mary King’s Close es como una ciudad subterránea. Está enterrada a unos veinticinco metros de profundidad de la "Milla Real". Ésta es una de las muchas calles que se enterraron bajo tierra en lugar de ser rellanada Mary King’s Close fue sellada y olvidada.


El famoso callejón conocido como Mary King’s Close




Mary King’s Close, en 1644, media alrededor de ciento seis metros de largo, más que un campo de fútbol, pero en la actualidad sólo se conservan unos sesenta metros de largo. Y aunque actualmente se encuentra bajo tierra esta calle no siempre estuvo cubierta.
Cuando la ciudad de Edimburgo se construyó hace casi novecientos años, Mary King’s Close se encontraba situada junto a una de las calles principales de la “Milla Real”.


La ciudad de Edimburgo tenía callejones sin salida a los que se les llamó “Closes” que significan “Recintos”. Estos callejones estaban flanqueados por pequeñas viviendas y tiendas. Los callejones hacían más fácil el transito por el escarpado terreno y los apretados barrios. Solían extenderse desde la milla de la colina ladera abajo. Estos callejones aún pueden encontrarse por la superficie y bajo tierra.

Hace trescientos años el callejón de Mary King’s Close se encontraba al aire libre, pero los altos edificios que la flanqueaban tenían alrededor de catorce plantas por lo que estos impedían la entrada del sol en el interior de los callejones.

Las personas que vivían en las plantas inferiores eran los pobres. Si la falta de sol era una penuria, créanme si les digo que no era lo peor que tenían que soportar.

Hace trescientos años no existía ni el sistema de alcantarillado ni la recogida de basuras. Por lo que las calles eran un río de aguas residuales que llegaba hasta las puertas de las casas de los más pobres.

El único aseo con el que contaban en sus hogares era un cubo en una de las esquinas de la casa y sólo podían librarse de los desechos (como orina y heces) tirándolas por la ventana de la calle.

Cuando alguien quería deshacerse de sus excrementos gritaba: “Garde Loue” para avisar a los transeúntes que iban a pasar de que se apartasen porque iban a arrojar los excrementos por la ventana. La única forma de ponerse a salvo era pegarse a la pared o al marco de una puerta.

El problema venía cuando llovía. Y es que todos los residuos (heces, orina, papeles, suciedad...) era arrastrados por el agua calle abajo hasta entrar y quedarse flotando en el interior de las casas.

Por aquel entonces la falta de conocimientos la suciedad y las medidas de higiene eran lamentables por lo que la gente no sabía por qué enfermaba. Creían que la peste negra era causada por los efluvios invisibles llamados miasmas. (Efluvio maligno que, según se creía, desprendían cuerpos enfermos, materias corruptas o aguas estancadas R.A.E) también creían que esta enfermedad la provocaban las brujas influenciadas por los demonios, fantasmas y espíritus, pero nadie cayó en la cuenta de que el mal de esta enfermedad radicaba en que vivían en la inmundicia y en la falta de higiene.

Edimburgo se vio azotado en secreto durante mucho tiempo por la peste negra. Las autoridades, en un intento por contener la enfermedad y evitar que se extendiera, aislaron a todos los habitantes, en especial a la gente que residía en Mary King’s Close que como ya he citado anteriormente era el foco de infección.

Ante la amenaza de que hubiera más muertos y que la pandemia se extendiera se aislaba a los enfermos en sus casas con sus familiares poniéndoles en cuarentena. El problema no hizo más que agravarse ya que los familiares de las personas enfermas también se contagiaban y acaban muriendo.

 


La peste negra se cobró la vida de muchas personas.

 
Cientos de personas murieron en sus hogares. Los cuerpos se tenían que mantener dentro del hogar hasta que los sepultureros pasaban a recoger los cadáveres. El problema fue aún más grave cuando se quedaron sin madera para entrar a los difuntos y tuvieron que utilizar fosas comunes y mantas para cubrir sus cuerpos.

Hay quien cree que la epidemia fue el motivo de que este barrio se encuentre bajo tierra y de que la ciudad se construyera sobre los callejones enterrando vivas a las victimas de las plagas, pero dicho pensamiento es erróneo. El recubrimiento de Mary King’s Close, como de otros callejones, se realizó con el único fin de separar a la gente pudiente de los más pobres mucho antes de que la peste negra asolara la ciudad.

Además la necesidad de espacio era algo vital en unos terrenos que están cubiertos por una enorme muralla que rodea la ciudad, y que además es un terreno escarpado y de difícil construcción.






El mito de Annie
 
  Aiko Gibo, una parapsicóloga muy conocida en Japón se encontraba de viaje en Edimburgo. Cuando se encontraba paseando por el callejón de Mary King’s Close sintió una presencia. La medium se puso en contacto con Annie, una niña que había muerto en un camastro. Al parecer sus padres habían fallecido en 1644 de peste negra y ella se había quedado huérfana hasta que le llegó su hora.

Aiko Gibo se sintió tan entristecida por la historia de la niña que decidió regalarle un juguete infantil. La medium lo colocó sobre un viejo arcón que había colocado en un rincón y le dijo que nunca más se sentiría sola siempre y cuando hubiera juguetes colocados en el arcón. Esta tradición aún perdura y muchas personas son las que se acercan hoy en día para depositar un juguete sobre el arcón de madera.



Las personas que han visitado se han llevado diversas experiencias del lugar.



Desde luego, el callejón de Mary King´s Close ha cambiado mucho desde que fue construido. Los callejones son ahora mucho más seguros de lo que eran por aquel entonces, pero si que sigue existiendo ese recelo por parte de los visitantes a visitarlo mientras se adentran por las estrechas y oscuras callejuelas.

Las leyendas sobre fantasmas, el hecho de que fuera un foco de infección, la vida de las personas que sobrevivían encerradas entre cuatro paredes hacen y provocan al turista un miedo irrefrenable que les incita a salir del lugar sin darse cuenta de que si caías en

Mary King´s Close hace trescientos años estaba condenada para siempre a la hambruna, el dolor y a un sin fin de atrocidades que iremos descubriendo a medida que pase el tiempo.
 





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